lunes, julio 31, 2006

Las nueve caras del corazón


Bueno ¿por dónde empiezo?
La cara. Sí, empecemos por la cara, que refleja las mudanzas del corazón. Es con la cara con la que transmitimos pensamientos en un lenguaje sin sonidos. ¿Te sorprende esta idea? Te gustaría saber cómo puede existir un lenguaje sin sonidos. No lo niegues. Leo la pregunta en tus ojos.
Me doy cuenta de que sabes muy poco sobre el mundo al que te quiero llevar. Entiendo que te preocupe que pueda estar más allá de tu comprensión. Pero quiero que sepas que consideraría que mis intenciones han fracasado si no consiguiera transmitirte al menos parte del amor que profeso a mi arte. Cuando acabe, espero que sientas lo mismo que yo. O casi lo mismo.
Confía en mí. El lo único que te pido. Confía en mí y escucha. Y confía en tu inteligencia. No dejes que otros decidan por ti qué es lo que esta a tu alcance y qué es lo que está fuera de él. Te aseguro que eres capaz de abarcar esto y mucho más.
Mírame. Mírame a la cara. La cara desnuda, despojada de colores y maquillaje, de brillos y adornos. ¿Qué vemos en ella? La frente, las cejas, las fosas nasales, la boca, la barbilla y treinta y dos músculos faciales. Éstas son nuestras herramientas y con ellas tenemos que trazar el lenguaje sin palabras: el amor, el desprecio, la furia, valor, miedo, disgusto, asombro y paz.
En la danza como en la vida, no necesitamos más que nueve formas de expresarnos. Las podríamos llamar las nueve caras del corazón.

martes, julio 25, 2006

Ibiza session



EL EQUIPO
Por orden de aparición, de izquierda a derecha:
El R.R.P.P; el que no le decae la noche; la “que viene cantando”; la anfitriona; ¿Tú d´on ets noi?; la gran socia; la fotógrafa; ..and the oscar goes to “Alfredo”; el más ligón; Sony Crocket con alcalinas; la que más baila; el daikiri fresa pá desayunar; el tatuaó; el hombre que compartíamos todas nosotras; Lola (Jockey Club Salinas); DJ Big Mic by Ino Salinas Sessions 3

LA CANCIÓN

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DIÁLOGOS

Caso 1:
Ocurrió en el control policial de aduanas del aeropuerto de Barcelona.
Alfredo pasa su bolsa de mano por el scanner, un guardia civil, muy amablemente le pregunta si lleva una navaja Suiza, el con cara de sorpresa exclama:
- ¿Pero como se ha podido dar cuenta?
El Policia le da la opición de volver a facturar su maleta para poder guardar la navaja en ella o simplemente entregar la navaja para proceder a su destrucción...
Alfredo decide quedarse sin su navaja multiusos, la que tenía guardada en el cajón de su casa, la que no había usado nunca y que por fin, después de unos años, había pensado que podía servir para abrir unas botellas de vino.

Caso 2:
Ocurrió en en el interior del avión (un Vueling que extrañamente pasaba por la Cerdaña para realizar su viraje dirección Mallorca Port Andratx), en el asiento trasero derecha (asientos 11A, 11B y 11C) estaban sentados tres extraños individuos tatuados hasta la médula, con camisetas sin mangas, y pantalones apretados (claramente marcando huevera).
Cuando llegamos a Ibiza y era hora de desembarcar, se les veía nerviosos, creo que tenían prisa, tenían que llegar antes de las 1.00h a la oficina de alquiler de coches (como todos nosotros)...
LLegó un momento de tensión, que el uno le dice a los otros dos:
- Tranquiloooo que vamooo a paressserrrr unos ansiosoooooosss
Probablemente tenían prisa por pegarse un copazo en el Space o en el Amnesia ya que para ir al Matiné todavía era pronto.

Caso 3:
Después de una estupenda cena invitada por la anfitriona en el Bubbah Grove (que bueno estaba todo), nos dirigíamos hacía Pachá. La estrategia de entrada estaba clara, Hugo, nuestro RRPP, conocía a Judas, Oliver y Tristán, no estábamos en lista pero eran buenos contactos como para poder entrar sin pagar los 50€ (sin copa) que pedían en la puerta.
Una vez llegamos al parking, le dimos una propina al aparcacoches (el parking de apié estaba completo, nos dieron la opción de aparacarlo en el parking privado), nos dirigíamos hacía la puerta de entrada, decididos, muy decididos, sobre todo Alfredo que se plantó delante del portero y le dijo:
- ¡Ya estamos aquí!
El portero (pá chulo mi pirulo), sin mover los pies del suelo, inclinó sigilosamente la cabeza y le lanzó una mirada a Alfredo, que creo que todavía la tiene clavada en la frente, como queriendo decir... comorrrr qué dicesss?
Ni la estrategia de Hugo ni la de Alfredo funcionaron así es que, procedimos a la fila de los paganos, las chicas primero, intentando una tercera estrategia, como éramos 13, quizás nos hacián un "ticket group", pues si, quizás, nuestro gozo en un pozo, esta vez el portero tuvo mejores palabras que el otro:
- Chicas, aquí no estamos de rebajas, las rebajas están en el puerto...
... y acabamos todos en el puerto (El Divino), sacamos 4 tickets y encima vimos a Ernesto Neyra en acción, ¿qué más se puede pedir, no?

LA COVA DE MANOLO


Es él, es Manolo, nuestro amigo de la noche, el que a dado la vuelta al mundo con su guitarra, el que a los 21 años (ahora dice que tiene 23), estuvo trabajando el huerto de los tomates y las lechugas en Pineda... el que con 10 se hizo torero y triumfó junto a los mejores, el que tiene una pàgina web colgada en la pared de su bar, la Cova. El que sirve unas sangrías y unos chupitos de hiervas de miedo y el que nos deleitó con unas rumbitas y un zapateaó que nunca olvidaremos.
¡Manolo, qué arte tienes!
No te olvidaremos nunca, ya formas parte de nuestras vidas, nuestros corazones.

jueves, julio 20, 2006

Millenium actress


En el pasado, Chiyoko Fujiwara fue la estrella de cine dominante del panorama cinematográfico japonés hasta su súbita desaparición de la imagen pública hace treinta años. Uno de sus mayores admiradores, el realizador de documentales Genya Tachibana, viaja hasta el apartado refugio de montaña en el que tiene su hogar para entrevistarla. Una vez allí, entrega a la que fuera su ídolo de juventud una vieja llave que encontró entre los restos de su antiguo estudio y como si la llave hubiera abierto la puerta de su memoria, Chiyoko comienza a recordar la historia de su vida. De esta forma, viaja desde el remoto pasado hasta el distante futuro a través de mil años, traspasando la frontera que separa la realidad de las películas que han formado gran parte de su vida. El resultado es un viaje visual y emocionalmente increíble a través del espacio y el tiempo.

La búsqueda del amor eterno, o la eterna búsqueda del amor... cada uno que decida.

martes, julio 18, 2006

Peter Pan cumple 100 años


¿Sabiáis que Peter Pan y Campanilla cumplen ya más de un siglo?... y eso que nunca crecen. Pues os invito a poneros las alas de Campanilla o la pluma de Peter Pan para viajar por un momento al "país del nunca jamás"

Wendy, Michael y John eran tres hermanos que vivían en las afueras de Londres. Wendy, la mayor, había contagiado a sus hermanitos su admiración por Peter Pan. Todas las noches les contaba a sus hermanos las aventuras de Peter.
Una noche, cuando ya casi dormían, vieron una lucecita moverse por la habitación.
Era Campanilla, el hada que acompaña siempre a Peter Pan, y el mismísimo Peter. Éste les propuso viajar con él y con Campanilla al País de Nunca Jamás, donde vivían los Niños Perdidos...
- Campanilla os ayudará. Basta con que os eche un poco de polvo mágico para que podáis volar.
Cuando ya se encontraban cerca del País de Nunca Jamás, Peter les señaló:
- Es el barco del Capitán Garfio. Tened mucho cuidado con él. Hace tiempo un cocodrilo le devoró la mano y se tragó hasta el reloj. ¡Qué nervioso se pone ahora Garfio cuando oye un tic-tac!
Campanilla se sintió celosa de las atenciones que su amigo tenía para con Wendy, así que, adelantándose, les dijo a los Niños Perdidos que debían disparar una flecha a un gran pájaro que se acercaba con Peter Pan. La pobre Wendy cayó al suelo, pero, por fortuna, la flecha no había penetrado en su cuerpo y enseguida se recuperó del golpe.
Wendy cuidaba de todos aquellos niños sin madre y, también, claro está de sus hermanitos y del propio Peter Pan. Procuraban no tropezarse con los terribles piratas, pero éstos, que ya habían tenido noticias de su llegada al País de Nunca Jamás, organizaron una emboscada y se llevaron prisioneros a Wendy, a Michael y a John.
Para que Peter no pudiera rescatarles, el Capitán Garfio decidió envenenarle, contando para ello con la ayuda de Campanilla, hada quien deseaba vengarse del cariño que Peter sentía hacia Wendy. Garfio aprovechó el momento en que Peter se había dormido para verter en su vaso unas gotas de un poderosísimo veneno.
Cuando Peter Pan se despertó y se disponía a beber el agua, Campanilla, arrepentida de lo que había hecho, se lanzó contra el vaso, aunque no pudo evitar que la salpicaran unas cuantas gotas del veneno, una cantidad suficiente para matar a un ser tan diminuto como ella. Una sola cosa podía salvarla: que todos los niños creyeran en las hadas y en el poder de la fantasía. Y así es como, gracias a los niños, Campanilla se salvó.
Mientras tanto, nuestros amiguitos seguían en poder de los piratas. Ya estaban a punto de ser lanzados por la borda con los brazos atados a la espalda. Parecía que nada podía salvarles, cuando de repente, oyeron una voz:
- ¡Eh, Capitán Garfio, eres un cobarde! ¡A ver si te atreves conmigo!
Era Peter Pan que, alertado por Campanilla, había llegado justo a tiempo de evitarles a sus amigos una muerte cierta. Comenzaron a luchar. De pronto, un tic-tac muy conocido por Garfio hizo que éste se estremeciera de horror. El cocodrilo estaba allí y, del susto, el Capitán Garfio dio un traspié y cayó al mar. Es muy posible que todavía hoy, si viajáis por el mar, podáis ver al Capitán Garfio nadando desesperadamente, perseguido por el infatigable cocodrilo.
El resto de los piratas no tardó en seguir el camino de su capitán y todos acabaron dándose un saludable baño de agua salada entre las risas de Peter Pan y de los demás niños.
Ya era hora de volver al hogar. Peter intentó convencer a sus amigos para que se quedaran con él en el País de Nunca Jamás, pero los tres niños echaban de menos a sus padres y deseaban volver, así que Peter les llevó de nuevo a su casa.
- ¡Quédate con nosotros! -pidieron los niños.
- ¡Volved conmigo a mi país! -les rogó Peter Pan-. No os hagáis mayores nunca. Aunque crezcáis, no perdáis nunca vuestra fantasía ni vuestra imaginación. De ese modo seguiremos siempre juntos.
- ¡Prometido! -gritaron los tres niños mientras agitaban sus manos diciendo adiós

Sexy campanilla Campanilla piño

jueves, julio 13, 2006

Desesperadas de verdad


He visto una mujer con la cara desencajada, el bolso abierto, andando rápido por la calle al tiempo que se aplicaba polvos con una brocha y miraba con ojos de angustia el reloj, subiendo las escaleras de un juzgado. He visto una mujer en un centro comercial con tres niños que berrean, intentando empujar un carrito, mientras los niños sacan las cosas del carrito lleno de cosas que no se sabe muy bien para qué sirven…
He visto una mujer capaz de dar una vuelta de tres manzanas cada día sólo para esquivar la casa donde vive el hombre que la maltrató durante años y que ahora está casado con otra mujer a la que también maltrata. He visto mujeres colombianas cambiar jornadas de trabajo de dieciocho horas al día limpiando casas para poder traerse a sus hijos de Colombia (y he visto cómo repetidamente les han denegado los papeles las mismas personas en cuyas casas limpian). He visto mujeres pedir limosna para comprar narcóticos para dormir a bebés con los que va a pedir limosna. He visto mujeres que han tenido hijos fruto de salvajes violaciones y que han tenido que aprender a amarlos (algunas no han podido). He visto mujeres israelíes hablar sobre lo absurdo de la guerra. He visto mujeres palestinas hablar sobre lo absurdo de la guerra. He visto a mujeres que se han encontrado a los treinta cinco años solas, abandonadas con cuatro hijos y la cuanta del banco vacía. He visto mujeres con chador, con burka, con pañuelo, mirándose en el espejo sin saber muy bien a quién veían. He visto a mujeres de cuarenta años sin dientes, sin dinero, sin nada, prostituyéndose en Bombay…
Todas ellas me parecen mujeres desesperadas. Las de Wistera Lane, no.

Por Isabel Coixet

martes, julio 11, 2006

OMMMM


Pensaba que con el tiempo adquiriría mayor dominio en eso de dejar la mente en blanco, de vaciarla y neutralizar el pensamiento, mientras te tumbas al sol en la playa, pero sigue siendo tan difícil como aquella primera vez que lo intenté, cuando era una mocosa adolescente. Por aquellos entonces todo se basaba en tumbarse en la arena sin exámenes pendientes ni conflictos sentimentales y lograr que la caricia de la brisa y ese murmullo de las olas rizándose en la orilla nos llevaran al estado de silencia mental que tanto aspirábamos, a la búsqueda de una especie de nirvana. Pero una pelota endiablada repicando entre pala y pala, además del grito “pelao” del señor de los helados o de la rica sandía, coco y melón y del mantra repetido por un pequeño Buda: “No quiedo, no quiedo”, de nuevo convencían de que lo mío no era la mente en continúo movimiento. Ponernos en la cabeza del otro, imaginarnos diálogos imposibles, recrearnos en cómo hubiéramos podido reaccionar ante un nuevo dilema, y por tanto, reinventarnos en otros personajes con más soltura y menos defectos, continúa resultándome aun un pequeño vicio. Estar con una misma, dejarse llevar por las fábulas interiores y pasear por encima del tiempo es un placer íntimo que no depende de nadie más que de ti, una especie de recreo merecido que además es gratis.

lunes, julio 03, 2006

Mironas


A menudo, entre algunas mujeres, intercambiamos un lenguaje, no verbal sostenido en la mirada. Forma parte de esos códigos que no se aprenden en la escuela ni en los libros, y que en cambio poseen validez universal; su práctica nada tiene que ver con el idioma, la profesión o el carácter. Más vale guardar relación con lo que sabemos de nosotras mismas y deseamos contrastar, como si las demás fueran un espejo en donde nos reconocemos y nos desmarcamos, depende del caso. Una mujer nunca te mira los zapatos como los hace un hombre. Nosotras somos capaces de memorizarlos y de descifrar la marca, mientras que a ellos les basta con el detalle que más les ha impactado, en general la forma en que andas sobre ellos. Está claro que las mujeres nos implicamos al mirarnos, percibimos la seguridad de unas y la ansiedad de otras y nos reconocemos en el variado alfabeto de los gestos. Nos hacemos un chequeo de arriba abajo a los dos minutos tenemos la ficha lista y una composición del personaje, aunque la fiabilidad de estos exámenes es totalmente aleatoria, y en ocasiones nos sorprendemos cando aquella que intuíamos como una rígida soltera es una ligona de campeonato, o la que suponíamos ocasionalmente una “pastosa” por su impecable manicura trabaja en un laboratorio científico diez horas al día.
Considero que nuestra afición es saludable porque la mirada es un acto saludable hermosamente subjetivo y libre.