Todos somos actores o , dicho de otro modo, la naturalidad no existe . Y el teléfono móvil es la herramienta definitiva que nos proporciona la muleta indispensable para que nos lancemos a la escena de la vida cotidiana sin complejos ni vergüenzas: el móvil termina con la timidez, con el miedo escénico. “¿Dónde estás? ¿Qué tiempo hace ahí? ¿Cuándo vienes? Oye , te dejo, se me acaba la batería, no, ahora te oía bien, no, te pierdo, ahora sí , sí es que aquí no hay mucha cobertura, no te muevas, no, te vuelvo a perder…” Todo esto, unido a los mil gestos que proporciona como si fueran los mil adminículos del Inspector Gadget: la mueca de resignación cuando estamos con alguien y el interlocutor al otro lado del teléfono no nos suelta, el gesto de fastidio cuando “no tenemos mas remedio” que coger una llamada que corta la conversación que estamos manteniendo, la cara de profunda satisfacción que pone la gente que habla con el sin manos por la calle, como si estuvieran manteniendo la conversación mas interesante de sus vidas al tiempo que juegan con bolas chinas. El móvil es un arma suprema de satisfacción masiva: nos permite fingir con total impunidad una felicidad que no sentimos( y a veces ese fingimiento es tan real que acabamos por creerlo), nos permite gritar a nuestro entorno “Tengo otra vida, no estoy solo, allá afuera hay gente que me quiere, que me escucha, a la que intereso” . En los transportes públicos , el móvil nos obliga a comunicarnos con los demás: todos hemos puesto alguna vez cara de póker cuando hemos oído la musiquita de “El exorcista” salir del bolso e alguna venerable anciana, todos hemos esbozado una sonrisa de disculpa cuando las primeras notas de “Los ángeles de Charlie” salían de nuestra mochila. Nadie está a salvo de dar
En una reunión, importante o no, valorizamos a nuestro entorno, y de paso, nos disculpamos diciendo al contestar “Te llamo luego, estoy en una reunión superimportante”. También jugamos entre el móvil y el fijo: “Te dejo que me llaman”. Es un gran misterio porqué cogemos esa llamada en primer lugar cuando no tenemos ninguna intención de contestar.
Es la serie” 24 horas “ , uno de los ejes dramáticos es la posibilidad de que el protagonista pueda o no utilizar su teléfono, tenga o no batería, pueda o no ser contactado. El contacto , la posibilidad de él , se transforma en un mito : el móvil nos proporciona la ilusión de que podemos ser contactados en cualquier hora, en cualquier lugar. Y esa ilusión de contacto, de comunicación, no es mas que eso, algo ilusorio.
Una vez, ví en un tren de cercanías a una chica sola hablando por el móvil: reía , gesticulaba, se golpeaba las rodillas para enfatizar cada palabra, mencionaba fiestas pasadas, futuras , “Lo hemos pasado genial, ya verás cuando la otra se entere”. Y supe con absoluta certeza que no había nadie al otro lado, que su móvil no funcionaba, que estaba dando una representación para todos los que intentábamos leer o simplemente mirar el paisaje pasar por
viernes, noviembre 02, 2007
La soledad del teléfono
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5 comentarios:
Esta vida tan moderna que tenemos nos facilita herramientas muy útiles que, por lo general, no sabemos usar, o que no utilizamos para lo que de verdad sirven.
Nunca he escuchado "Los Ángeles de Charlie" en un móvil, ¿la llevas tú?
Besos.
Pues no, no llevo esa melodía, llevo la del 90% de la gente que lleva NOKIA pero he estado tentada seriosamente en cambiármela, ya que cuando suena mi móvil, el del vecino, o el de más allá me crea un estrés tremendo al pensar que ya estamos otra vez igual, de nuevo enganchada al móvil.
¿y tu qué melodía llevas Juanjo? ;)
Yo llevo dos: por defecto "Bolero a Marcos", de Vicente Amigo; y un cacareo de gallo (de Nokia) para cuando llama mi mujer, jajaja
Lo que hay es mucha soledad.
(con permiso de Mila)
nena,que hariamos tu y yo sin movil??despues de dejar a los niños en el cole y mientras estamos en caravana para llegar al trabajo nos hacemos mucha compañia!o no????.besitossss
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