miércoles, diciembre 26, 2007

Mis grandes éxitos musicales

Ya queda poco para despedir el año y qué mejor forma de hacerlo que con música. A próposito del programa que estoy viendo en TV1, he decidido hacer mi selección personal mostraros la música que este año me ha hecho cantar, bailar, vibrar, soñar, llorar... y quiero compartirla con vosotros y a la vez crear un nuevo meme, vosotros votáis y aportáis vuestra selección, ahí va:

The Fray - How To Save A Life



Mika - Relax, Take It Easy



The Killers - Read my mind



Kaiser Chiefs - Everything Is Average Nowadays



Peter, Bjorn & John - Young Folks



U2 - Window in the skies



Miguel Bose "Papito" - Como un lobo



All Good Things (come to an end) - Nelly Furtado





Dover - Let me out



The Arcade Fire - Wake Up



Rufus Wainwright - Going to a town



Me gustaría pasarle el meme a Luisru, porqué simplemente me encanta su criterio musical y él entiende mucho de esta materia, a Juanjo, ya que ha estado jugueteando a las adivinanzas musicales durante todo este año y a Camille porqué seguro que nos sorprenderá.

viernes, diciembre 21, 2007

Feliz Navidad


Siempre que llegan estas fechas y el alcalde comienza a torturarnos colgando sus perifollos navideños ¡más de un mes y medio antes de tiempo!, yo me acuerdo de Montse. Y es que así se llamaba una amiga que fue toda una pionera en lo que podemos llamar la ‘posfamilia’. Esta expresión, que le tomo prestada Fernando Schwartz y que me parece genial, sirve para describir la actual realidad familiar de muchas personas con hijos de uno y otro cónyuge de matrimonios anteriores, con nueva familia, ex familia, primera suegra, segunda suegra, tercera suegra, el/la novio/a de mamá, el/la novio/a papá, etcétera. Y dicha expresión sirve también para plantear nuevos retos emocionales: ¿qué pasa si me divorcio de X, pero sigo queriendo como si fuera mío a su hijo, Z? ¿ Puedo pedir régimen de visitas? ¿Y mis dos hijos, que se han criado con el de X, dejan con nuestro divorcio de ser hermanos de Z? Y si resulta que adoro a mi suegro de mi primer matrimonio y detesto al actual, ¿tengo que dejar de ver a uno y sustituirlo por el otro?

Como digo, Montse era toda una avanzada en esto de la posfamilia. Tenía, para que se hagan una idea, dos hijos del primer matrimonio, uno del segundo y había vivido diez años con dos hijas de su tercer marido, a las que adoraba. Para complicar más el asunto, este tercer marido la había dejado por Rubén, el profesor de tenis de ambos, con el que Montse, a su vez, había tenido, en tiempos, un romance tórrido.

Esta situación, digna de aquella serie americana tan divertida de nombre Soap, era ya muy complicada durante todo el año, pero cuando se acercaba la Navidad con su ‘noche de paz’, su milonga de «amaos los unos a los otros» y aquello de «bienaventurados los hombres de buena voluntad», la cosa se tornaba realmente letal: su primer marido, que era todo un facha, se negaba en redondo a que sus dos hijos se juntaran con las hijas del tercero, puesto que tenían, según él, un padre maricón. El segundo marido, que odiaba al facha, no permitía que sus churumbeles comieran turrón con los del primer matrimonio. Y el tercer marido, que no en vano se había puesto el mundo por montera, decía que a él la Navidad le importaba una jota y que se largaba a Cancún con Rubén, dejándole a Montse sus hijas para que «la acompañaran en esas fiestas entrañables».

Con este papeletón y otros detalles que les ahorro, porque no me iban ustedes a creer, apenas alumbraba el mes de diciembre a Montse ya se le empezaba a demudar la cara. Andaba la pobre como loca comprando regalos para toda su enorme posfamilia y, lo que es aún más trabajoso, templando gaitas y emulando a Metternich u otros famosos negociadores y estrategas mundiales para que la ‘noche de paz’ fuera lo menos espeluznante posible. Cuando uno se la encontraba por ahí y le hacía la consabida pregunta de: «¿Qué tal, Montse?, ¿qué le vas a pedir a los Reyes?», ella suspiraba consternada: «Yo lo que quiero es que me duerman por Navidad y despertar el 7 de enero».

Son muchas las personas que dicen detestar la Navidad y siempre que se habla del tema repiten los mismos argumentos: que si les espanta esa explosión de espumillón, Peces en el río y demás perifollos navideños que tiene uno que tolerar desde el mes de noviembre y, a veces, desde octubre. Que si se gasta uno un pastón en regalos que no le gustan a nadie. Que si no aguantan los atascos y la ciudad congestionada… Rara vez, en cambio, se habla de lo que verdaderamente duele, el hecho de que la Navidad pone en evidencia las contradicciones y complicaciones de lo que hoy es el mundo de los sentimientos. La vida de muchos de nosotros se ha convertido en un ejercicio de malabarismo con muchas pelotitas que mantener en el aire al mismo tiempo: nuestros padres, nuestros hijos, nuestros amigos. Y a estas pelotitas se unen, además, todas las que provienen de las posfamilias. Por eso, no me extraña que tantos tengamos alergia a la Navidad. Ya sea por la sobredosis de presencias o por las muchas ausencias, cada vez somos más los que deseamos que llegue ¡ya! el salvador 7 de enero.


lunes, noviembre 26, 2007

The beautiful boy


El periódico Libération acaba de publicar un número especial dedicado a diversos testimonios gráficos destacados que han aparecido en el cotidiano francés en el último año. Son imágenes espectaculares, cotidianas, cómicas, dramáticas, tiernas,. Imágenes que en pocas ocasiones representan lo que nos parecen al primer golpe de vista.
En la portada aparece una fotografía realizada en Shangai que muestra un prado con abetos al fondo y tres policías chinos que miran con expresión adusta al objetivo de la cámara sentados en pequeños taburetes de plástico. En la página siguiente , vemos a esos mismos policías con una expresión completamente diferente, de pie cogidos de las manos de chicas sonrientes formando una especie de lo que, a primera vista, parece el corro de la patata o la conga . Lo que de verdad pasaba, explicada por el propio fotógrafo, es bien distinto de lo que parecía que pasaba: mientras en la primera foto , los policías de mirada adusta estaban vigilando un concierto de rock, sus pies no dejaban de moverse al ritmo de la música, en la segunda, los policías están formando una cadena humana para dirigir a los espectadores del concierto fuera del recinto. Las expresiones sonrientes en realidad son expresiones de esfuerzo y tensión, dado que ha sido uno de los conciertos mas multitudinarios que se han dado en la ciudad china.
En la misma publicación aparece una foto en color sepia: un retrato de un hombre de unos cincuenta años con camisa blanca y chaqueta de piel mirando a la cámara con ojos tristes. ¿Quién es este hombre de abundante pelo canoso, frente arrugada, labios frunidos, ceja levantada? ¿Qué clase de vida ha tenido, qué vida tiene? El color sepia le otorga un aire de daguerrotipo de principios de siglo , como si fuera una fotografía de alguien fallecido hace mucho tiempo. Mirando el pie de la imagen, encontramos esta perturbadora información: se trata del sueco Björn Andresen, el adolescente que hace treinta y cuatro años interpretó a Tadzio, el chico de mirada ambigua que atormentaba a Dirk Bogarde en la película de Visconti, “Muerte en Venecia”. Volviendo a mirar la foto con ese dato en la cabeza,la fotografía ya no es un bello retrato de un hombre de mediana edad, es una imagen que se lee como una letanía sobre los sueños perdidos, sobre la muerte de las promesas sobre la belleza y la juventud eternas: Tadzio tiene hoy la misma edad del hombre que buscó la muerte en Venecia, que se tiñó el bigote, que deambuló por los canales, ajeno a las patéticas, tarantellas tan sólo para estar cerca de él, para verle pasar rodeado de sus hermanas y de Silvana Mangano. La foto , sumada al pie de foto, es doblemente triste, infinitamente trágica. El fotógrafo hizo bien virando la imagen a sepia.
Mirando las fotos de los coches quemados en París, amontonados con números pintados en las puertas ennegrecidas, sólo puedo pensar en todo ese metal desperdiciado, en toda esa rabia que no encuentra palabras y que se expresa con la consulta en internet de la fabricación de cócteles Molotov. Le enseño la foto a un amigo que, al contrario de mí , es un fanático de los coches . Me dice, tras echarle una larga mirada a la foto , que no hay un solo BMW o Audi o Saab en las hileras de coches destrozados. Qué curioso, dice, sólo han quemado coches de baja gama. Y yo me quedo pensando.

lunes, noviembre 12, 2007

Una mañana


Una mañana abres los ojos sin saber si tus párpados te pertenecen. No apagaste la luz la noche antes y has dormido encima de un libro de una autora japonesa, triste hasta decir basta, que te ha dejado marcas en la cara. La ducha no te despierta. Queda café justo para una miserable taza aguada. Tus neuronas se burlan de la taza aguada. La calle. La calle espera tras la puerta y tienes dos minutos de ángel exterminador, no quieres salir, no puedes salir. Sales.
Bar. Un cortado cargadito. Alejandro Sanz a toda hostia. Discusión entre los camareros sobre quién atiende la barra, quién la mesa. Gritos, reproches, alusiones a pasadas afrentas, a tursos sin cumplir, mal reparto de propinas. Se olvidan de tu bocadillo de queso. Hambre, aire acondicionado gélido dándote en el cogote. Señora inmensa con carrito de la compra jugando con desesperación a la máquina tragaperras. Dejas el euro en la barra y robas el periódico. Tu absurda venganza por lo del bocadillo. Y por lo de Alejandro Sanz.
Paras el primer taxi que pasa. El olor a faria te golpea nada mas abrir la puerta. Y radio tele-taxi. Tienes que repetir tres veces adónde vas, pero al de la faria no se le ocurre bajar la radio. Sanitarios tirados de precio. Jamones envasados al vacío. Liquidación en fábrica de sofás. Vuelve la Pantoja. Mas sanitarios baratos. Un chiste de Arévalo que le hace mucha gracia al de la emisora. Abres el periódico al desgaire. Salmonela en los bocadillos de una fiesta popular. Un menor pasa a disposición judicial acusado de cómplice en la muerte de una disminuida psíquica de 23 años a la que encontraron en una cuneta. Habían abusado de ella y después, la habían quemado. Viva. Despiertas, por fin. Te despierta todo el dolor del mundo en ocho líneas contadas. Le dices al de la faria que has cambiado de idea, que te devuelva dónde te encontró, que vuelves a tu casa, a tu cama arrugada, al libro triste de la japonesa. Pero está fascinado, escuchando a Perlita de Huelva y no te escucha.

viernes, noviembre 02, 2007

La soledad del teléfono


Todos somos actores o , dicho de otro modo, la naturalidad no existe . Y el teléfono móvil es la herramienta definitiva que nos proporciona la muleta indispensable para que nos lancemos a la escena de la vida cotidiana sin complejos ni vergüenzas: el móvil termina con la timidez, con el miedo escénico. “¿Dónde estás? ¿Qué tiempo hace ahí? ¿Cuándo vienes? Oye , te dejo, se me acaba la batería, no, ahora te oía bien, no, te pierdo, ahora sí , sí es que aquí no hay mucha cobertura, no te muevas, no, te vuelvo a perder…” Todo esto, unido a los mil gestos que proporciona como si fueran los mil adminículos del Inspector Gadget: la mueca de resignación cuando estamos con alguien y el interlocutor al otro lado del teléfono no nos suelta, el gesto de fastidio cuando “no tenemos mas remedio” que coger una llamada que corta la conversación que estamos manteniendo, la cara de profunda satisfacción que pone la gente que habla con el sin manos por la calle, como si estuvieran manteniendo la conversación mas interesante de sus vidas al tiempo que juegan con bolas chinas. El móvil es un arma suprema de satisfacción masiva: nos permite fingir con total impunidad una felicidad que no sentimos( y a veces ese fingimiento es tan real que acabamos por creerlo), nos permite gritar a nuestro entorno “Tengo otra vida, no estoy solo, allá afuera hay gente que me quiere, que me escucha, a la que intereso” . En los transportes públicos , el móvil nos obliga a comunicarnos con los demás: todos hemos puesto alguna vez cara de póker cuando hemos oído la musiquita de “El exorcista” salir del bolso e alguna venerable anciana, todos hemos esbozado una sonrisa de disculpa cuando las primeras notas de “Los ángeles de Charlie” salían de nuestra mochila. Nadie está a salvo de dar la nota. En el cine, en el teatro, en los conciertos, nos piden que nos desconectemos, pero siempre hay alguien que se olvida. Sinceramente, creo que es un olvido premeditado. Como si a algunos individuos les costara un enorme esfuerzo estar con todos los sentidos puestos en una pantalla, en un escenario, en una conversación.
En una reunión, importante o no, valorizamos a nuestro entorno, y de paso, nos disculpamos diciendo al contestar “Te llamo luego, estoy en una reunión superimportante”. También jugamos entre el móvil y el fijo: “Te dejo que me llaman”. Es un gran misterio porqué cogemos esa llamada en primer lugar cuando no tenemos ninguna intención de contestar.
Es la serie” 24 horas “ , uno de los ejes dramáticos es la posibilidad de que el protagonista pueda o no utilizar su teléfono, tenga o no batería, pueda o no ser contactado. El contacto , la posibilidad de él , se transforma en un mito : el móvil nos proporciona la ilusión de que podemos ser contactados en cualquier hora, en cualquier lugar. Y esa ilusión de contacto, de comunicación, no es mas que eso, algo ilusorio.
Una vez, ví en un tren de cercanías a una chica sola hablando por el móvil: reía , gesticulaba, se golpeaba las rodillas para enfatizar cada palabra, mencionaba fiestas pasadas, futuras , “Lo hemos pasado genial, ya verás cuando la otra se entere”. Y supe con absoluta certeza que no había nadie al otro lado, que su móvil no funcionaba, que estaba dando una representación para todos los que intentábamos leer o simplemente mirar el paisaje pasar por la ventana. Esa chica que reía hablando con nadie me pareció la chica más solitaria del mundo.

lunes, octubre 22, 2007

El fracaso

La Constitución española redactada por Juan Benet y compuesta por un solo artículo aún no se ha superado. Aquella Carta Magna decía así:

“Artículo 1: Todo español tiene derecho a fracasar”.


Yo, que veo una pared y tengo la costumbre de lanzarme a darme la hostia pensando siempre que estará blandito, reivindico aquí el fracaso y recomiendo estrategias para estrellarse sentimentalmente con éxito y apoyo del entorno cercano en la sociedad actual. Desde luego que es mejor fracasar con un tipo de tu edad, si quieres ser original elige siempre a un hombre mayor si eres mujer, o a una mujer más joven si eres hombre. Si eres gay pasa al punto dos, está mejor visto ser infeliz con una pareja heterosexual.
Es preferible vivir a disgusto con alguien de tu clase social. Sobre todo si eres pobre. Tu familia no podría perdonarte que alguien más rico te hiciera daño. Elige para arruinar tu vida a una persona que haya ido a tu colegio, a tu misma Universidad o que sea amigo de la familia de toda la vida.
Mejor si eres la víctima. Cuando sientas la humillación de unos cuernos a destiempo o del desamor más distraído, repítete a ti misma que todos vuestros amigos, familia y profesionales allegados te preferirán a ti por seguir queriendo aún al precio de tu dignidad.
Mejor fracasar junto a una pareja que no sea alcohólica ni yonqui, que no le guste el juego, que jamás haya pagado por el sexo y, a ser posible, que no fume. Por mucho daño que te haga alguien que carezca de estos vicios siempre estará mejor visto. Y si decides volver nadie te llamará tonta.
Mejor si celebras la Navidad y vas de vacaciones en verano (y algunas Semanas Santas) y le has comprado a su madre dos regalos por su cumpleaños aunque nunca te cayera bien. Mejor si no has engordado diez kilos desde que te enamoraste. Así nadie pensará que la culpa de que no te desee es tuya. Mejor si has empeñado la mitad de tu vida en hacer un disfraz a tu medida y ahora descubres que estás desnuda. Siempre habrá gente que se quede prendada con el traje nuevo de la emperatriz.


Con amor, para ti Vivi

martes, octubre 16, 2007

El par de calcetines


Nunca he sido maniática para la gente, pero desde que tengo blog prefiero decir que soy observadora. Y lo que antes era onanismo mental, en adelante será teoría sociología. Así pues, considerad en adelante como sospechosas, traidoras y personas de las que no fiarse jamás a los siguientes tipos de sujetos (hablemos mejor de tipologías, que ya digo que estoy crecidita):

Los que no se comen el final de la pizza.
Los que abren el brick de leche sin emplear la fuerza ni las tijeras. Esa clase de gente que le encuentra algún sentido a la línea de puntos que aparece dibujada en el cartón. Si además no derraman unas gotitas al estrenarlo, huye.
Las personas con dinero que llevan ropa raída o rota. ¿Qué es lo que esconden? ¿Acaso piensan que su aspecto es chic?
Los que nunca desparejan sus calcetines. Los lavan todos juntos, los tienden juntos y llegan al cajón (bien doblados) ¡juntos! La maldad intrínseca de estos seres es directamente proporcional al buen rollo de quienes salen a la calle con calcetines desparejados. A este respecto aporto bibliografía. Leed ‘El hijo de Guttenberg', de Borja Declaux. (In memoriam).
Los que dicen de sí mismos que su único problema es que son demasiado buenas personas.
Todos aquellos que no quieren salir en las fotos de grupo y, en general, los que detestan poner fotografiados y siempre ponen pegas, aún cuando quien dispara es alguien que les quiere.
Los que se ponen de mal humor cada Navidad.
Los que hablan consigo mismos en tercera persona. En plan: "Vamos Manuela, tú puedes hacerlo". Cuando la que habla es Manuela y lo hace en alto y sin pudor.

PD: Excepción a la infalible regla. Conozco a una mujer a la que confiaría la vida de mis hijos e incluso la de mi perro (que no tengo), que sólo ha desparejado una pareja de calcetines en la vida. ella es la excepción a la regla, pero en todo caso salva la teoría por aquel huérfano de algodón negro que posó en el alfeizar de la ventana la espera de su pareja perdida. Un año después regresó el sujeto extraviado de la casa de vacaciones de la Costa Brava y se fundió en un apretado nudo con su amante. Ahora, los dos huelen a suavizante y descansan juntos el cajón de mi amiga, que nunca ha llevado calcetines distintos pero que siempre ha tratado con bondad poética a cada uno de sus cubrepinreles.

martes, octubre 02, 2007

Mamá quiero ser sexy


Los médicos han dado la voz de alarma pero de momento nadie les hace demasiado caso: la infancia de nuestros hijos es, a los efectos, tres o cuatro años más corta de lo que fue la nuestra. El fenómeno no por curioso deja de ser inquietante. Las niñas, por ejemplo, ya no quieren jugar con plastilina o montar en bici, lo que quieren es bailar como Shakira, vestirse como Paulina Rubio y tener el pelo de Beyoncé. Lo malo es que también pretenden hacerse piercings, usar minifalda y tener “novio”. Pero el fenómeno va aún más allá.
Hace unos meses muchos pusieron un grito en el cielo por un anuncio de Armani en el que aparecían dos niñas asiáticas de seis o siete años maquilladas y vestidas de tal guisa que parecían un reclamo procaz que incitaba al turismo sexual. El anuncio fue retirado y la firma se disculpó pero a nadie se le escapa que la publicidad lo que hace es mirarse en el espejo de la sociedad y utilizar rasgos que ya existen en ella. Actualmente la polémica esta servida por el anuncio de Nolita contra la anorexia. Dicen los especialistas que la alimentación actual y la obesidad infantil adelantan la pubertad de modo que hoy las niñas y los niños se desarrollan antes; pero no solo se trata de eso.
En la oscarizada película Little Miss Sunshine puede verse cómo una familia de clase media hace todo tipo de locuras para que su niña de seis años llegue a tiempo de tomar parte en un concurso de belleza infantil en el que las participantes (maquilladas, peinadas y siliconadas) resultan ser la versión bonsái de Britney Spears o la tonta de Paris Hilton. El fenómeno no se limita a las niñas, los chicos también reclaman su acceso precoz a la feria de vanidades: uno pide que le hagan mechas rubias en el pelo, otro quiere un pendiente en la oreja y todos reclaman un piercing o un tatuaje. Según los expertos, el problema no es únicamente que con esta tendencia se les esté robando a unas y otros una etapa tan fundamental en la vida de todo ser humano como la niñez. El mayor problema reside en que la evidente erotización de la infancia eleva los riesgos de sufrir alteraciones de conducta, enamoramientos frustrados y por supuesto trastornos alimentarios tan temidos como la anorexia. Los medios de comunicación, la publicidad y los modelos a imitar (cantantes infantiles y demás monstruitos) potencian dicho fenómeno desde una edad tan temprana que los chicos no están formados para asumirla. En otras palabras, la sexualidad precoz acaba por eclipsar diversos aspectos importantes de la personalidad y se convierte en el único baremo válido para juzgar a alguien. Cada época tiene sus excesos y sus absurdos.
Aún recuerdo mi primer lápiz de labios comprado a escondidas (catorce años) y mis primeros zapatos de tacón (cerca de los dieciséis). Era yo por tanto una anciana comparada con estas lolitas actuales que andan ya pidiendo guerra a los ocho y que, probablemente, ni siquiera recuerdan cómo comenzaron en tales lides. Los distintos ritos iniciáticos, servían antaño para marcar la frontera entre la edad infantil y la adulta a los doce o trece años. Naturalmente no voy a ser tan retrógrada (ni tan ilusa) de pedir que volvamos a ellos, tampoco de que regrese la deliciosa posibilidad que tuvimos nosotros de ver cómo nuestra infancia se disolvía poco a poco hasta convertirse en adolescencia. Lo único que pretendo al señalar el fenómeno es alertar a ciertos padres que parecen encantados de que sus niños y niñas sean tan precoces. Pienso que sería mejor que los ayudasen a vivir y a disfrutar de su infancia un poco más y que les explicasen que ya tendrán tiempo harto suficiente de ser sexys, de enamorase y por supuesto de llorar y sufrir por amor. Ayudarles, en definitiva, a que nadie ni nada les robe la infancia porque es, todos los viejos lo sabemos, posiblemente la etapa más feliz de la vida.

jueves, septiembre 20, 2007

Unisex


En los años sesenta y con la mejor voluntad, como suelen ocurrir esas cosas, llegó la moda unisex. Los vendedores se echaron las manos a la cabeza mientras algunas parejas llevaban a la práctica esa pesadilla de vestirse igual. A las niñas bebés se las cubría con faldones azules, aunque se les agujereaban las orejas para que no las confundieran con un varón. Contradicciones modernas. Y las mujeres empezaron a vestir pantalones de peto, parcas con capucha y, cómo no, unos tejanos. Muchas respiraron aliviadas, por fin podían quitarse aquel disfraz de falditas de vuelo y zapatos pimpollo y no tenían que silenciar ese complejo freudiano causado por la envidia del falo, atándose una corbata al cuello. El mercado, políticamente correcto, intentaba equiparar ambos sexos tratándolos como un solo ser, más allá de las diferencias que llevábamos arrastrando más de tres mil años. Tan sólo había un pequeño problema: los hombres jamás se pusieron una falda ni unos zapatos de tacón, mientras nosotros debíamos borrar el fucsia de nuestro armario. El boom del unisex tuvo ciertas ventajas para el aún entonces llamado sexo débil, como el hecho de normalizar el uso de pantalones, botas y jerséis, además de la eterna camiseta blanca, que hasta hacía poco había sido una prenda interior masculina. Lo unisex era básicamente ropa de hombre que se podía adaptar a la mujer, en un arrebato filosófico en el que el feminismo parecía declarar la guerra a la feminidad.
Aquello que pareció nacer con aires de conquista y de progreso, fue un auténtico blue. Las mujeres perseguían desesperadas una falda rosa y deseaban abandonar aquel aire de Tom Sawyer o de motorista. Hasta que el mercado se dio cuenta de que no somos intercambiables. Que disponer de nosotras mismas, decidir sobre nuestro cuerpo y tener el derecho y la oportunidad de desarrollarnos como un hombre no impedía que rubricáramos nuestra propia estética y nuestras formas de seducción. En la ‘tercera mujer', Gilles Lipovetsky abogaba por un feminismo menos colectivo, como si no dependiera de lo político la erradicación de las diferencias salariales que persisten en todo el mundo, y se permitía afirmar que ‘la mayor parte de las mujeres desean ser cortejadas, deseadas...y esto explica que la tradición se perpetúe'. Puede que tuviera razón. La independencia nada tiene que ver con la altura de unos tacones ni el carmín encendido. No significa renegar de los atributos asociados a nuestro sexo; partir de cero anulando aquellos signos que confeccionaron en nuestro imaginario. Los complejos ante lo femenino, afortunadamente, han ido disipándose aunque cada dos por tres, cuando una mujer que ejerce una representación pública cuida su indumentaria, véase Cristina Kirchner, es tachada de frívola. El mercado, ávido por demostrar que la sociedad evoluciona, ha puesto en marcha un proceso de ‘regendering', adaptando los productos a los gustos particulares de cada sexo. Desde la tecnología hasta la alimentación, las cartas de los restaurantes o el interiorismo de las casas, el sello femenino y el sello masculino quedan fijados con carácter. Eso sí, nunca como ahora se habían sentido tan libres ambos sexos para elegir el rosa o el azul.

domingo, septiembre 16, 2007

Londres es muy caro


Sé perfectamente que no acabo de descubrir el mundo pero ya que acabo de estar unos días en Londres, me gustaría compartir con vosotros mi comparativa de precios particular. Londres es carísimo, pero cuando lo digo lo digo de verdad, duplica los precios en muchos casos de la también carísima Barcelona, pero es que en muchos casos hasta los triplica! Os muestro una tabla comparativa de algunos de los precios/productos de consumo habitual en nuestra vida cotidiana:

    LONDRES BCN
    Café con leche
    £1,85 = 2,5 €
    1,20 €
    Trayecto metro
    £4 = 6 €
    1,25 €
    Un menú completo
    £30 = 42 €
    15 €
    Trayecto 10 min. taxi
    £12 = 18 €
    8 €
    Hotel *** (no céntrico)
    £100 = 150 €
    90 €
    Cerveza bar de día
    £4 = 6 €
    3 €
    Revistas tipo VOGUE
    £3,75 = 5,5€
    3 €
    Trayecto tren 45 min.
    £24 = 35€
    4,50 €


    La ciudad sienta muy bien, es una bocanada de aire fresco, sus calles, sus locales modernos, diferentes y alternativos, las tiendas y mercadillos aunque no puedo decir lo mismo de algunos otros detalles así como con la comida, es simplemente basura.
    Sus gentes son un tanto diferentes a los latinos, y el frío es muy subjetivo para ellos. A 14 de septiembre, a una temperatura ambiente de unos 18ºC puedes cruzarte con personas en chancletas y tirantes y otras en abrigo de cashimire y botas forradas de borrego, saben que llega el frío pero no acaban de averiguar por donde!
    Y para que aquí conste mi promesa, NO PIENSO VOLVER A VOLAR A LONDRES con la compañía aérea de dicen de low-cost RYANAIR, ¿los motivos? unos cuantos: problemas de sobrepeso a la vuelta, por llevar una maleta de 20 kilos (si os paráis a pensar no es tanto) extra de 8€/kg., si quieres gastar las últimas libras en monedas y te compras unas revistas y una botella de agua que no te cabe en el bolso, extra por doble bolsa de mano, y si además tu compañera de viaje lleva una maleta que pesa menos de 10 kgs. y mide menos de lo permitido, problemas en los 3 controles de seguridad del aeropuerto de Standted, el cual está a 1h y 1/2 del centro de Londres, una tomadura de pelo, la dicha tiene razón lo barato siempre acaba saliendo caro.

    lunes, septiembre 10, 2007

    The real life in second life



    Tengo que reconocer que después de mucho pelearme con el fantástico mundo de Windows vista, hace un tiempo logré entrar en Second Life (SL). Las expectativas no podían ser mejores, pero la decepción lo supera todo. Me voy a ahorrar contaros el como, cuando, donde y el porqué pues muchos de vosotros supongo que ya lo habréis experimentado. Solo quiero haceros un breve resumen del porqué decidí abandonar este absurdo mundo en el que también caben las armas y la violencia. Después de teletransportarme con mi novato avatar, eso sí con peluca roja y moños gratis, a la misma isla ibicenca, vi como dos personajes ya curtidos luchaban con dos grandes sables y uno de ellos acuchillaba al otro bajo un chat de risas... vosotros mismos. Os dejo con el vídeo que explica ¿cómo sería nuestra vida real si funcionáramos como en SL?

    domingo, septiembre 02, 2007

    El hombre que no olvida

    En la película de Tavernier , “La muerte en directo” Romy Scheneider , tras quedarse ciega, sufría una operación para instalarle tras los ojos un par de cámaras, que retransmitían a una misteriosa organización todo lo que veía. Otra película , ésta mas reciente y menos conseguida “La memoria de los muertos” ( “The final cut” era su título original) , describe un mundo no muy lejano en que los padres tiene la opción de instalar a sus bebés un chip que grabará su vida segundo a segundo. Tras la muerte, un montador se encargará de editar la película de sus vidas, escogiendo sólo los buenos momentos, para un funeral donde los asistentes podrán contemplar una versión edulcorada de la existencia de aquellos que llevaban el chip.
    Hoy, el científico Gordon Bell a sus 71 años, ha decidido colgarse al cuello una cámara digital que saca una foto cada minuto para registrar todos sus recuerdos en un soporte digital. Todas sus conversaciones van a ser grabadas, sus encuentros, los momentos en que se mira al espejo y ve un trozo de espinaca entre sus dientes, cuando va al baño, cuando se hurga la nariz, cuando elabora y verbaliza una idea interesante, cuando dice una tontería, cuando se emociona leyendo a Keats y cuando se tira un pedo. Todos sus pasos, todos sus encuentros, sus dudas, sus miedos, sus errores, sus comidas indigestas van a quedar registrados en un facsímil digital de su existencia que va a quedar registrado en el Bay Research Centre que Microsoft posee en San Francisco.
    El objetivo de este experimento es ampliar los límites de la información que los ordenadores son capaces de manejar y desarrollar una estrategia experimental para combatir la pérdida de memoria provocados por transtornos neurodegenerativos como el Alzheimer. La base de datos de Microsoft denominada “Mylife-Bits (en inglés “bit” tiene el doble significado de “fragmentos de vida” y el “bit” como unidad de información elemental) representa para los programadores una oportunidad sin precedentes que abre tantos interrogantes como los que se supone ayudará a resolver. ¿Cómo se va a organizar un programa que pueda interconectar acontecimientos tan dispares como la emoción ante la muerte de un ser querido , la nostalgia al oír una canción de Billie Holliday y el miedo provocado por una sombra amenazadora en plena noche? ¿Quién garantiza que nadie salvo el propio doctor Bell y los científicos por él designados serán los únicos que tengan acceso a su memoria digital? ¿Deben las personas que se encuentra cada día el doctor Bell – floristas, taxistas, viejos amigos, exnovias- ser informadas que van a formar parte de la memoria digital de éste? ¿Van a actuar de manera diferente si saben que todo lo que hagan o digan va a ser registrado?
    Dice el doctor Bell que a él no le importa que alguien pueda entrar en la base de datos y escudriñar mis pensamientos mas íntimos (después de todo, ningún sistema informático es inexpugnable, para los piratas informáticos) pero puede que sus allegados, su mujer, sus nietos, su contable no piensen lo mismo.
    Y ¿quién será el dueño de toda esa información, de todos esos recuerdos cuando el doctor Bell fallezca? ¿Sus herederos? ¿o Microsoft? ¿es este experimento la antesala de un Big Brother a gran escala donde todas nuestras vidas quedarán registradas en nombre de la ley y el orden?. Gordon Bell ha renunciado a su intimidad y al lujo de olvidar. Ojalá no tenga que arrepentirse.

    viernes, agosto 24, 2007

    El regreso a la Vía Láctea

    Cuando empezó el verano el día en que el Sol alcanzó su mayor salto de altura sobre el horizonte. A partir de entonces, en época estival, se produce su máximo alejamiento de la Tierra, algo más de 152 millones de km, unos cinco más que enero. A finales de agosto, en el crepúsculo matutino, se dejarán ver los perfiles de Jupiter, Venus y Saturno, mientras que Marte se asomará como un diamante con la caída del Sol. En cuanto a las estrellas, destacarán por su fulgor las que conforman el llamado 'triángulo veraniego': Altair, Deneb y Vega. El relieve de la Luna permitirá, con ayuda de un telescopio, observar su luminosidad y sus accidentes orográficos, que para sus admiradores profanos compondrán un rostro real. La cara de la Luna. El 28 de agosto tendrá su eclipse total, que sólo será contemplado en América, Asia oriental y Oceanía, mientras que las lluvias de meteoros, en España, podrán hechizarnos si nos dejamos sorprender por el cielo abierto de la madrugada. La observación directa de la naturaleza, en vacaciones, amplía la percepción respecto al resto del año, un placer que nos hace sentir mejores personas.
    Pero es probable que al llegar septiembre perdamos la noción de los millones de kilómetros que separan nuestra realidad de la Vía Láctea. Que olvidemos la existencia de Pegaso, Cefeo, la Cabellera de Berenice o las dos Osas, ocupados como estaremos con los plazos de la hipoteca, las compras de otoño o la renegociación de la nómina. Andaremos muy erguidos sobre el tiempo para no perder pie. Y necesitaremos hacer algo que pueda ser contado al final del día, que nos disculpe de nuestro mal humor, "estoy muy cansada, me voy a acostar". Nacimos con una misión fundamental, la de ser útiles y productivos, y nuestras vidas avanzarán por una senda bien distinta a la autovía láctea. Llegaremos puntuales, pero tal vez nos perderemos una sonrisa de nuestros hijos, una de las que siempre hemos querido disfrutar y que tanto se parece a cuando, después de cavar un foso en la playa, encuentran agua. Ya se sabe, una llamada urgente, un asunto de vital importancia. Una razón, una excusa. También renunciaremos a las horas perezosas con un libro abierto y el murmullo de las palmeras acariciando los sentidos. No añoraremos las auroras polares ni el sol de medianoche porque nuestra agenda sólo nos dará una tregua para ver 'Cinco hermanos'. Tampoco este nuevo curso podremos viajar a Venecia, y volveremos a posponer nuestras clases particulares de chino. Y aquel instante en que la playa se quedó desierta y sólo tú pisabas su arena quedará tan lejos como del Sol. Sin embargo, sabes que no podrás soportar el resto del año sin desear que aquella felicidad regrese. Lejos de los atascos y de las mamografías, de los extractos del banco y del calendario de vacunas. Del no llegar a querer cumplir, del primer constipado. Y te sentirás tocada por el privilegio de haber podido escapar de la rutina sin zapatos. De haber recorrido un camino que no va a ninguna parte. Como una lluvia de estrellas, de madrugada. Atrápala, por si acaso.


    martes, agosto 07, 2007

    Bienvenida al mundo


    Ha nacido hoy 7 de agosto de 2007, a las 17.31h, se llama Abril, ha pesado 3.650kg, mide 49 cms. y es mi sobrina.

    domingo, agosto 05, 2007

    El mago de oz por Annie Leibovitz

    ¿Moraleja? Como el mismo autor del cuento L. Frank Baum, o la mismísima Annie Leibovitz salimos en busca de un universo mágico, pensamos en la búsqueda del Mago que nos va a resolver nuestras preocupaciones… y al final se desvela que no era sino un falso Mago, un viejete lleno de artefactos para hacerse respetar lo que se consigue no es fruto de medallas al valor, de los diplomas o de los relojes con forma de corazón, sino de nuestro potencial, de enseñar y aprender de todas y cada una de las lecciones que nos da la vida, y todas esas voces amigas que escuchamos y que caminan a nuestro lado… pero eso, como en el libro necesitamos aprenderlo y recordarlo siempre por nosotros mismos.
    Pues aunque nunca vamos a llegar, encontraremos algunas cosas buscando el tesoro que hay al final del arco iris, y a veces el camino que recorremos para llegar a un punto es tan importante como el destino al que queremos llegar. Así que recordemos, lo importante no es sólo lo que hagamos, sino por qué, cómo, y con quien lo hacemos.

    viernes, agosto 03, 2007

    Who´s that girl?


    Vaya me siento yo un poco mal educada, os he plantificado un nuevo personaje en este blog y ni tan solo os lo he presentado.
    Mucha gente se pregunta de donde vienen a donde van… a pesar de ser cabezonas no son extraterrestres, ni poseen elefantitis, fueron creadas en 1972 por la Compañía de juguetes Americana Kenner, miden 23 pulgadas, poseen grandes ojos y cabeza y cuerpo semi-infantil, inspirandas en los diseños de Margaret Keane, como muchas otras muñecas de los años 60s -70s.
    Pero la particularidad de Blythe que ya esta en la wiki, reside en el poder de cambiar sus ojos tanto de posición como de tamaño (naranjas y rosas miran al frente, azules izquierda, verdes derecha), esto se consigue mediante una cuerda que poseen en la parte posterior de la cabeza atada a una anilla (pullring), esto y la desproporcionada cabeza fue lo que las hizo rapidamente desaparecer del mercado en tan solo un año, se dice que a los niños les daba miedo, pero muchos padres se opusieron ya que el cambio de color de ojos lo relacionaban con el consumo de drogas de la no bien vista psicodelia setentera que hacía estragos en esos días.
    Junko Wong, y en 1999 comenzaron a entablar conversaciones con los ejecutivos de un gran centro comercial llamado Parco, y con los fabricantes de juguetes.
    Lo bueno de estas Blythe, es que se pueden comprar con lo básico y convertirlas en lo que uno quiera, modificaciones que hacen las propias aficionadas. Yo de momento sólo le he cortado el pelo, le he lijado la cara para quitarle brillo y le he cosido un gorrito. No me atrevo a más. Pero a la americana, la voy a customizar por completo. Todas las "blytheadictas" terminan por cambiar el aspecto de la muñeca que compran en los catálogos que circulan por Internet, por eso, en la red, existe todo un mercado en el que se compra y vende de todo para estas muñecas de ojos grandes.
    Lo más habitual es que las muñecas se parezcan a sus dueñas, todavía muy pocos hombres se atreven con esta afición, o que saquen un lado oscuro o atrevido que ellas no se atreven a mostrar en público. Para mí, cada una de ellas es un trocito de mi personalidad, por eso a través de este personaje es donde quiero dejar volar mis emociones en este nuevo, aunque solo sea en aspecto, blog.


    domingo, julio 29, 2007

    Del metro al ubersexual


    Acabo de enterarme de que el hombre metrosexual ha muerto. Que alivio, que alegría; la verdad es que odiaba ese tipo. Antes a los hombres blandurrios los llamábamos con nombres ahora prohibidos por la corrección política, pero afortunadamente aún sobreviven algunas buenas palabras para describirlos sin problemas como pisaverdes, petimetres o figurines.
    Dos largos años hemos convivido con este “role model” y me pregunto si a alguna mujer llegó a gustarle sinceramente que su novio se depilara tanto como ella o que le birlase la antiarrugas con aloe vera. A mí, afortunadamente, no me ha sucedido ni una cosa ni otra, y dudo mucho que mi enamoramiento hubiera logrado superar tan dura prueba. Lo que quiero decir es que en este mundo tontorrón en el que vivimos acabamos dando por buenas una cantidad de bobadas que ni siquiera nos gustan.
    Afortunadamente, el ser humano tiene casi tanta capacidad de corregir imbecilidades como de crearlas, de modo que aquí estamos dando la bienvenida a la nueva moda en lo que a hombres se refiere: el ya conocido ubersexual. Este nuevo término, creado por unas ejecutivas de J. Walter Thompson, la empresa de publicidad más grande de los EE.UU., dicho sea de paso, viene a definir al hombre de toda la vida: el fuerte, el decidido, el protector. Vaya, por Dios, ya son ganas de ponerle nombres raros a lo evidente. No hace falta ser publicista (ni científico, ni historiador) para saber que, desde que el mundo es mundo, este es el tipo de hombre que más gusta a las mujeres. La antropóloga Helen Fisher, en su libro Por qué amamos, dice incluso que nosotras nos sentimos atraídas por dos clases de hombres fuertes, dependiendo de la parte del ciclo menstrual en que nos encontremos. En los días fértiles, por ejemplo, nos gustan más los hombres guapos, jóvenes, aventureros y en los no fértiles nos atrae el protector, el más sólido. Esta conducta responde a un claro mandato biológico. Para el apareamiento se busca la pareja que pueda procurar la prole más sana y en cambio para nuestro bienestar buscamos al mejor compañero.
    Por eso creo que el ubersexual que nos quieren endorsar las chicas de J. Walter Thompson va a tener mucho más éxito que su antecesor. Al metrosexual de marras nos lo vendieron con la etiqueta de que era “un hombre sensible”. Por lo visto, lo de la sensibilidad introducía un factor interesante y novedoso sobre el imaginario masculino. De igual modo a este nuevo tipo de hombre nos lo quieren vender no como la replica de King Kong sino con la vitola de fuerte pero a la vez capaz de esas emociones que antes se consideraban femeninas. “El ubersexual es seguro, masculino, recio pero sabe también emocionarse con la buena música y llorar con una gran película”. Así describen a este nuevo prototipo de hombre. Bueno, pues en lo que a mí respecta, va a ser que no. Nunca me han gustado los hombres llorones. De hecho, las lágrimas que se derraman en público nunca me han parecido una muestra de sensibilidad. Todos lloramos, naturalmente, y los hombres no son una excepción a la regla como se nos ha hecho creer hasta ahora. Llorar es además muy bueno para el organismo y seguramente un medico nos daría varias razones para animarnos a hacerlo. Pero una cosa son lágrimas y otra su exhibición y a mi modo de ver su exhibición no denota sensibilidad, sino puro teatro. De hecho, si hacemos caso de la historia, los hombres que más alarde han hecho de sus lágrimas no han sido precisamente un dechado de sensibilidad, sino todo lo contrario y para corroborarlo he ahí el caso de dos famosos llorones: el emperador Nerón y el bueno de Al Capone. Dicho esto, y por lo que a mí respecta, bienvenido el ubersexual si es, en efecto, tan fuerte y a la vez tan sensible como dicen sus inventoras. Pero por favor, que la sensibilidad la demuestre de otra manera más atinada que llorando en el cine. Que no, que si un tío se me pone a llorar en medio de la escena en la que Bambi pierde a su mama, lo que me da es un yuyu, y una mala espina tremenda, vamos.

    domingo, julio 22, 2007

    Dar la vuelta a la pisada


    Empezaré diciendo que para mí la fuerza de los conjuros no radica en nada mágico ni sobrenatural sino en todo lo contrario, es decir en algo perfectamente natural. A ver si sé explicarme. En mi opinión, desde tiempos muy remotos, a través de la magia el hombre ha realizado acciones propias de la voluntad que, posiblemente, sería incapaz de poner en marcha de otro modo. Lo que quiero decir es que todos tenemos la capacidad de lograr metas consideradas imposibles como, por ejemplo, curarnos de una enfermedad mortal o alcanzar objetivos que normalmente exceden la capacidad humana. Un creyente llamaría a esto la fe que mueve montañas. Yo, pienso, sin embargo, que no se trata de una intervención divina directa sino que nosotros mismos, invocando una fuerza superior, a veces logramos poner en marcha ciertos resortes con los que nos ha dotado la Providencia pero que, por las razones que sean, hemos olvidado cómo se activan. Espero no estar metiéndome en un berenjenal metafísico innecesariamente intrincado para explicar los mecanismos de la voluntad. Mi intención no es hablar de logros extraordinarios –en los que desde luego creo- sino de logros más lúdicos, digamos. Estamos a comienzos de las vacaciones y, como todo el mundo hace buenos propósitos, me gustaría proponeros algún conjuro que al menos a mí me ha funcionado. Los conjuros, como los ritos, no son otra cosa que símbolos. Cuando escenificamos un ritual o realizamos un conjuro, ya sea atarse un lacito rojo para conseguir novio o ponerle perejil a san Pancracio, lo que hacemos en realidad es colocar en algún lugar muy visible una señal de que deseamos algo. Y esa señal, unida a la convicción de que san Pancracio o quien quiera que sea el patrono de los lacitos rojos nos van a ayudar, es lo que hace que, inconscientemente, “trabajemos” para lograr ese objetivo. Por tanto, no son san Pancracio, ni Cupido, ni Mandinga, ni el lucero del alba quienes nos conceden nuestro deseo sino nuestra propia voluntad puesta en marcha por tan peregrino mecanismo.
    Aclarado este punto, me permito confiaros un conjuro que existe en Uruguay y que sirve para cambiar de vida. Supongamos que hemos tenido un desastroso invierno y nos gustaría inaugurar una nueva racha más próspera. Bien, para marcar en el subconsciente ese deseo de cambio, lo que se hace es que “le dan la vuelta a la pisada”. Desconozco el origen del ritual, pero como ha de realizarse en el campo, imagino que algo tendrá que ver con creencias de los gauchos.
    Para llevarlo a cabo, lo único que hay que hacer es marcar la huella del pie derecho en barro húmedo y a continuación con una palita o utensilio similar levantar un cepellón de tierra con la huella y volverlo a colocar pero mirando hacia el lado opuesto al que miraba antes. Como veis, la simbología es muy clara, pues se trata de cambiar la dirección de nuestros pasos. Si queréis adornar un poco el ritual (la escenificación siempre ayuda) os diré que es aconsejable hacerlo de noche y, a ser posible, a la luz de la luna. Mientras se realiza, tampoco hay que olvidar repetir mentalmente el deseo confiando en que se cumplirá, con toda la fe posible.
    Si ponéis en marcha mi conjuro gaucho y os resulta, por favor decírmelo, porque me encanta compartir con vosotros estos pequeños secretos.

    lunes, julio 16, 2007

    Pep, sempre estaràs entre nosaltres


    Avui i sempre recordaré intacte el teu somriure.

    lunes, julio 09, 2007

    Los pinchaglobos


    No sé si alguno de vosotros tiene entre sus recuerdos infantiles el siguiente: Tres o cuatro años de edad. Papá o mamá nos han comprado un maravilloso globo de esos que flotan en el aire. Allá vamos felices con él atado a la muñeca cuando, de pronto, de la nada sale un ser desagradable y sádico que ¡plaff! nos pincha el globo. Luego, se queda mirándonos, brazos en jarra y con una enorme sonrisa de satisfacción. Podría pensarse que esto sólo es un inocente “entretenimiento” infantil, pero no es así. Pasan los años, y los pinchaglobos de este mundo lo único que hacen es sofisticar un poco su comportamiento pero básicamente siguen actuando igual. Existen en realidad varios tipos y yo los tengo muy catalogados. Empecemos por los más inofensivos. Está por ejemplo el pinchador de globos operario (mecánico de coches, fontanero, electricista o reparador de lo que sea) que aun antes de echar un vistazo a la avería va y dice: “Uy, qué chungo, seguro que no tiene arreglo, y si lo tiene le va a costar una pasta”. Otro famoso PG es ese que, cuando uno le comenta algo bueno que le ha pasado, dice: “¿Que te has comprado una casa nueva? Uy, qué chungo, pues me han dicho que toda esa zona la van a expropiar para hacer una autopista”. Y luego está el pinchador de globos amorosos: “Vaya, vaya ¿así que sales con Juan? Uy qué chungo, ¿no sabes lo que dicen de él por ahí? Si yo te contara…”. Existen además los PG meteorológicos, aquellos que cuando uno dice que va a organizar una fiesta o una boda están encantados de recordarnos que el parte ha anunciado granizo. Y los PG médicos, que nos advierten que ese dolorcito que tenemos es el mismo que tuvo su tía Enriqueta justo ante de estirar la pata. Y los ………… (rellena los puntos suspensivos con todos esos otros pinchaglobos que conoces).
    En principio, lo primero que uno piensa es que este afán tan desagradable está motivado por el viejo deporte nacional de la envidia. Y es verdad, pero no sólo se trata de eso. Existen personas a las que, simplemente, les encanta aguarle la fiesta al prójimo. Tal vez porque así logran protagonismo, por unos minutos son el centro de la conversación o de la reunión. A falta de otra forma más importante o destacada de brillar en la vida, ellos eligen ser agoreros de la fatalidad. Es el mismo afán que mueve a los maldicientes, esos que, con tal de disfrutar por un minuto de la mezquina gloria de contar con la atención de todos, son capaces de calumniar a su mejor amigo o de traicionar una confidencia. Es muy curioso este fenómeno de la búsqueda de protagonismo de cualquier signo, porque con tal de alcanzarlo, a muchos no les importa quedar como seres desagradables o envidiosos. Yo tengo la impresión de que ni unos ni otros se dan cuenta de lo evidente de su actitud. Creo, por ejemplo, que esos pinchaglobos que utilizan un método tan ingenuo para intentar fastidiar al prójimo son tan poco inteligentes que llegan a convencerse de que nos están haciendo un favor cuando alertan de que va a diluviar en nuestra boda o de que el dolorcito de la tía Enriqueta era un síntoma mortal; se trata, por así decirlo, de la maldad de los tontos. Y digo que es la maldad de los tontos porque ellos ignoran que los listos malos nunca pinchan globos. Al contrario, los inteligentes se dedican a inflarlos, no a pincharlos. No en vano saben que el camino más directo al corazón del prójimo es ganar su confianza, es alabar la belleza de su globo. ¿Qué encuentras todo esto infantil y anecdótico? ¿Que en la vida hay problemas más serios que el de los pinchaglobos? Sin duda; pero la maldad gratuita, que es con la que lamentablemente tenemos que luchar más a menudo, nunca es del todo infantil ni anecdótica. Por eso pienso que es bueno hablar de ella para que la próxima vez que quieras fastidiarle con un recurso tan obtuso, sonríe, suspira y di:
    Vaya por Dios, ¿qué trauma o problema tendrá este tontaina que busca ahora pinchar mi lindo globito?

    lunes, julio 02, 2007

    Amores imposibles


    No sé si a vosotros os pasa, pero yo desconfío de las películas que vienen acompañadas de mucho clamor mediático. Cuanto más se habla de un fenómeno de masas, menos ganas tengo yo de sumarme al entusiasmo de esa masa; aún así, debo decir que esta semana he roto mi vieja costumbre, y me alegro, porque he visto una película y, contra todo pronóstico, me ha parecido una gran película.
    A priori, la idea de ver los amores de dos vaqueros no me parecía en mi onda y no porque se tratara de un amor homosexual, sino por la necesidad de identificarse al menos un poco con el conflicto que se narra, y nada más lejos de mí que dos hombres Marlboro amándose en las montañas del Oeste norteamericano. Fue, imagino, debido al tema de la identificación, por lo que mis dos acompañantes acabaron diciendo que la película no les había gustado nada mientras que a mí, en cambio, me pareció espléndida. Y es que, aparte del morbo y la novedad que supone un amor de esas características, lo cierto es que Brokeback Mountain es una historia amorosa con todos los componentes clásicos del género, o, para decirlo en términos literarios, una historia “canónica”. Una historia de amor que cumpla los preceptos, es decir el canon, tendrá siempre los mismos elementos: dos que se aman serán separados por algún impedimento.
    A menudo los amantes pertenecen a clases sociales diferentes y otras veces, como en el caso de Romeo y Julieta, a familias rivales. Ese impedimento provocará la ruptura de la relación y, después, uno de los amantes o tal vez ambos se emparejarán con otra persona. Se produce por tanto un distanciamiento, y luego, tras diversas peripecias, el desenlace. Dentro del canon y como todos sabemos, existen dos soluciones posibles: el final feliz y el otro, el desdichado, que tantas páginas sublimes ha dado a la historia de la literatura y también al cine, desde Tristán e Isolda hasta Casablanca. Nada hay tan eficaz desde el punto de vista narrativo como una buena historia de amor imposible pero lo cierto es que últimamente, tras la generalización del divorcio, parecía muy difícil continuar con el género. Cuando el matrimonio era para siempre, el hecho de que uno de los amantes fuera obligado a casarse con un tercero creaba una tensión dramática muy atractiva y el lector sabía que la única manera de romperla era la muerte. Hoy uno se puede casar y descasar todas las veces que quiera, y por tanto se acabaron los amores imposibles. Los guionistas de telenovela, que son quienes más y mejor han explotado el tema del amor contrariado, en la actualidad se las ven y se las desean para hacer creíble ese elemento fundamental de las historias amorosas. Esa es la razón por la que muchas de ellas se desarrollan en ambientes anticuados o antiguos. Sin embargo Brokeback Mountain demuestra que existe una nueva variable del género, un nuevo tipo de amor imposible, el amor homosexual, que hereda de los antiguos amores sus impedimentos más eficaces: el tabú, los prejuicios, el rechazo social.
    Aún así, hay que señalar que la historia no transcurre en nuestros días sino en los años sesenta y, para que el conflicto sea mayor, en un ambiente eminentemente machista. Como me interesan mucho las reacciones humanas, al comentar la película he notado que los comentarios femeninos y masculinos en torno el film divergían considerablemente. Por lo que de podido oír, las mujeres, parecen compadecerlos. ¿Será verdad entonces que las historias de amores imposibles de la índole que sea nos atraen más a nosotras? Creo que sí. Yo incluso tuve que atajar alguna lagrimita al final porque aunque los detalles cambien, la esencia es la misma y una buena historia de amor sigue siendo una buena historia de amor... Aunque la protagonicen dos maromos de pelo en pecho.

    lunes, junio 25, 2007

    Os presento... ENTRE BAMBALINAS


    Este sueño ya empieza a tener forma, empieza a respirar su realidad. Se trata de una nueva marca para ropa de niñas y ya tiene nombre, BAMBALINAS.
    La colección está definida, las costureras ya han embastando los primeros patrones, todo respira sensibilidad, frescura, sobriedad y feminismo.
    Colores bañados en polvos de talco, rosa pálido, morado, gris vigoré, verde jade son sus tonos. Entre bambalinas y algodones es como quiero que se sientan nuestras niñas.
    Lorca dijo una vez que el teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana, es entre bambalinas donde el ser humano se convierte en poesía y crea vida. Os invito a que compartáis conmigo su magia, el espectáculo acaba de empezar ahora solo me queda "cruzar los dedos".

    jueves, junio 14, 2007

    El meme de la ventana


    Qué lindo día hace días me invitó a un nuevo meme, el de la ventana. Se trata de mostrar una imagen de lo que se divisa desde la ventana del lugar de trabajo. El motivo de mi retraso es totalmente justificable, pues da la casualidad de que estoy de mudanza laboral. He estado trabajando durante cinco fantásticos años en pleno “eixample barceloní” para ser más exactos aquí. En brevísimo me voy a desplazar de barrio, en este caso en una preciosa calle que linda con el barrio de Gracia. Sirva este meme para despedirme de esta barandilla la cual acompaña y es testigo de muchas alegrías y alguna que otra pena, claro está. No cambio de profesión pero si abro nuevos horizontes, que espero mostraros con mucha ilusión muy pronto en www.entrebambalinas.com (no hay ná de ná) … ser pacientes!
    Paso el encargo a Juanjo (me encanta su forma de dar la vuelta a este tipo de “marrones”), a Conchi (ya que es muy obediente y aplicada en esta materia) y a Androide (para ver si resucita).

    viernes, junio 01, 2007

    Nuestros queridos hombres


    Un amigo me hizo ver el otro día algo en lo que yo nunca había caído. Las revistas femeninas están llenas de consejos, advertencias y estrategias sobre cómo mejorar nuestras relaciones con los hombres. Las masculinas, en cambio, hablan de cómo mejorar los bíceps… También de cuál es el mejor restaurante del momento, qué loción evita la caída del pelo y cómo vestir sexy, pero de temas sentimentales ni una línea. Para hacerme la interesante podría citar ahora al inefable Byron, pero prefiero tomar el camino de la Antropología: según esta ciencia, lo que sucede es que a las mujeres nos gusta hablar de nuestros sentimientos y a los hombres les horroriza. Dice la doctora Louann Brizendine, cuyo libro El cerebro femenino está batiendo récords, que todo viene de que nosotras hablamos tres veces más que los hombres. De hecho, utilizamos 20.000 palabras por día y los hombres apenas 7.000. Hasta aquí todos los expertos están de acuerdo, pero después surgen las diferencias, porque mientras Brizendine asegura que hablar es “casi tan placentero como el sexo”, otra famosa especialista, Alexandra Jacobs, opina que dar la lata a nuestro hombre con eso de que hay que “hablar” los problemas lo único que conseguimos es debilitar los lazos que nos unen. Su libro se llama, muy adecuadamente, La solución es no-hablar. Hablar o no hablar, esa es la cuestión, pero mientras decidimos a qué bando apuntarnos he aquí otro punto en el que están de acuerdo las dos autoras. Las mujeres deberíamos entrenarnos en comprender que los silencios masculinos en ningún caso son señal de rechazo o repudio. “No es que no nos quieran” -aclara Brizendine-, “simplemente están siendo muy varoniles”. Otra cosa que sorprende mucho a las mujeres y que también hay que recordar siempre, según estas sabias estudiosas, es que la cabeza masculina funciona de manera diferente de la nuestra. Por ejemplo, cuando observamos a un hombre sentado con la mirada perdida en el infinito y, preocupadas, le preguntamos en qué está pensando, la contestación más habitual es “en nada”. “No es posible” -pensamos inmediatamente nosotras-, “nos está mintiendo, ¿qué le pasará? ¿estará enfermo?, ¿preocupado?, ¿deprimido? Y la respuesta a tan terribles incertidumbres, queridas mías, es no. Ese hombre no está pensando en nada, algo inaudito para nosotras, que siempre estamos dale que dale al cerebro, pero es así. Este tipo de diferencias es el que hace que unos y otras no nos entendamos. Personalmente, como soy de pocas palabras, no me importa que los hombres que tengo cerca lo sean también, pero me resulta incomprensible, en cambio, eso de que piensen “en nada” o que rehúyan hablar de los problemas cuando los hay. Sin embargo, para ese escapismo sentimental, también tiene explicación la doctora Brizendine: la testosterona, según ella, reduce la parte del cerebro que se ocupa de registrar las palabras emocionales. En otras palabras: el hombre no registra esas 13.000 palabras que nos separan. Uf, qué alivio, pienso yo, así que no se está haciendo el sordo, es sordo. Como ven, el tema resulta apasionante y da para mucha discusión. ¿Pueden modificarse su forma de ser o la nuestra? ¿Será la educación lo que hace que los hombres no escuchen y que las mujeres hablen de más? Las feministas han intentado varias veces lograr que los niños más pequeños jueguen a las muñecas o a las cocinitas para que se críen más sensibles, más atentos. Pero sus experimentos han acabado siempre en eso, en experimentos (cuando no con la cabeza de la muñeca convertida en pelota de fútbol y la cacerola en tambor). La actual peste de lo políticamente correcto nos hace creer que todo lo que no nos gusta o no comprendemos del otro puede ser modificado. Pero yo pienso que es más práctico saber que sentimos diferente y comprender que lo que ellos hacen o dejan de hacer se debe, sencillamente, a que, como dice la canción, Men are different… Y nosotras también.

    viernes, mayo 25, 2007

    El meme de las zapatillas



    Uffff, menos mal que esta vez Cochi me ha pillado con su meme en plena primavera, si hubiera sido hace unos meses con unos grados menos la cosa se hubiera complicado un “poquito”. Pues si, estas son mis zapatillas, las tengo en estos dos colores y las uso para entrar, salir y estar por casa. Con tejanos, pantalones cortos, largos, faldas vestidos y pijama. No las cambio por nada del mundo, playa, ciudad, montaña y para el parquet de mi casa. Solo hay algo mejor que esto y es sin duda ir descalza! Lo de la pedicura ilustrada en rosa y verde ya es otra cosa, quién sabe a lo mejor hasta lo pruebo. Paso meme a nuestra rubia preferida Lurka (quiero imaginármela remendando el puchero con sus zapatillas), a la chica del norte Camille (a ver si se las decora con flores como Puppy), a mi adorable Pedro (Glup) no puedo resistirme a embarcarle en algo así, y a Mila porqué seguro que no tiene desperdicio con lo que nos sorprende. Ahí va!