domingo, septiembre 24, 2006

¿Por qué es tan importante el dinero?


"Porque incluso aquello que aparentemente no se puede comprar se compra. Esta muy bien decir que la salud es más importante que el dinero, pero es que resulta que la salud se compra. El dinero no da la felicidad, pero ser pobre es ser infeliz. Las madres africanas sufren igual que las madres catalanas cuando se les muere un hijo, pero a ellas eso les ocurre mucho más amenudo. ¿Por qué? Porqué son pobres."
Xavier Sala Martín (Catedrático de Economía de la Universidad de Columbia (NY))EL PERIÓDICO Sábado 23 de septiembre de 2006

Uno de los últimos estudios sobre la felicidad se sincera y afirma lo que siempre había sospechado, que el dinero sí puede dar la felicidad, aunque le ponen cifra: 50.000 dólares al año. No se aprecian diferencias entre los que ingresan dicha cifra y los multimillonarios de la lista Forbes. Más que la acumulación de objetos y el consumo masificado, hoy creo que se aspira a tener experiencias únicas. Los nuevos sibaritas han reducido su tiempo dedicado a la compra en los centros comerciales mientras aumenta el rato de diversión y ocio en los mismos. Los pequeños establecimientos y los lugares periféricos incrementan la seducción de la cercanía y la singularidad. Y las pequeñas rutinas suplen las carencias de la ciudad anónima, con sus atascos y sus soledades. El mercado ha hecho suya la teoría de que la psicología sustituye a la ideología. Hoy vende todo aquello que contiene emoción, que sirve para comunicarse y para despertar sentimientos de intimidad. Una intimidad evanescente, que se recluye en el silencio de la aldea global. De ahí que se haya disparado la venta de bolsos de lujo, como portadores de seguridad y prestigio. Son símbolos de pertenencia a un club, rendido por las siglas de una marca que vende eternidad, además de París, belleza, clase o diferencia. Mientras los DVD caen de 800 euros a 49 y pierden su erotismo, igual que los objetos de equipamiento cuya compra, hace algunos años, era un triunfo social, en el carné de cualquier neoconsumidor se inscriben el agua mineral, el té, los colchones de látex o el aceite de oliva. Implican sentimientos auténticos, puros y humanos.
Pero, curiosamente, es de la infelicidad donde obtiene más inspiración el mercado, de lo que no tenemos. Veo un anuncio de coches que trata esto: el gordo quiere ser flaco, y al revés, el viejo quiere ser joven y el joven viejo. . . para tener su Mercedes; una forma audaz de transferirle estatus y experiencia al modelo del coche; o sea, a más años, más dinero para poseer lo mejor.
Dicen que la mayoría de altos ejecutivos, al cumplir los 40, sueña con comprarse un Porsche. Ignoro cuál es el equivalente femenino en esta explosión horizontal de la oferta. Pero me atrevo a responder que quedaron atrás aquellos visones y brillantes que intentaban suplir las heridas abiertas en la soledad de las parejas. Tal vez una alta ejecutiva a los 40 sueñe con el imposible: dejar de trabajar o sustituir a su jefe. Y aun así, puede que unas y otros suscribieran la cita de Woody Allen: qué feliz sería yo si fuera feliz.


Powered by Castpost

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Se compra la felicidad? Creo que no. Soy de los que piensan que el dinero nos permite comprar la “no infelicidad”. Y, honestamente, en algunos momentos de la vida puede ser mucho… Pensar que el dinero puede barnizar nuestra infelicidad con una capa reparadora de materialismo puede ser un bálsamo muy aliviante para nuestras penurias. Aun así, sin abandonar la metáfora del barniz, todo tiene fecha de caducidad…más barniz, más tiempo, más barniz, más tiempo….. y cuando se acaba el barniz ¿? El dinero es un recurso escaso…al menos para la inmensa mayoría de los mortales.

No todo es blanco o negro, y entre la felicidad y la infelicidad son muchos los matices y colores

... to be continued

Anónimo dijo...

Porque somos materialistas...
puede ser una razón, otra es que da poder, y es otra cosa que nos encanta, pero no creo que eso dé la felicidad. El dinero nos permite poner parches a nuestra infelicidad, sustituyendo lo que deseamos realmente por cosas materiales. Da más infelicidad el carecer por completo de él (no poder cubrir las necesidades básicas), que felicidad tener en demasía, bueno eso si no contamos al Tio Gilito, claro.
Un beso, preciosa.
(Cuando vaya de vacaciones por Barcelona, que iré pero no se cuando, por descontado que te aviso. Hija mia no se que pasa que prácticamente todos mis amigos virtuales son del Mediterraneo. Tenemos incluso una broma que es la de fletar un autobús desde Barcelona, pués en vez de para ir a Fátima o a Lourdes, por ejemplo, pues para venir a Vigo a conocer a Conchi, jajajaja).

Androide Paranoide dijo...

"Hay cosas más importantes que el dinero, pero son tan caras..." que decía Groucho.
Gran versión la que acompaña el post.
Saludotes.

mila dijo...

Hay muchas mujeres ricas que son felices, pero el botox no les deja demostrárselo

Anónimo dijo...

Me encanta lo de Sala i Martí pero yo siempre he sabido una cosa que decía Oscar Wilde, que es que el dinero no da la felicidad, pero produce un efecto tan parecido, que se necesita a un experto para diferenciarlo.