viernes, mayo 12, 2006

Las emociones no son tóxicas


Ahora denominan “ecología emocional” a la gestión positiva de las emociones y ponen el ejemplo de lo salvajes que hemos sido con los recursos de la tierra como prueba de una relación desequilibrada del ser humano con el mundo externo, y parece que también con el interno. Debo confesar que veo una gran diferencia entre la tala de árboles, implica a la industria en nombre del progreso, y la tala de afectos implica la soledad del ser humano en nombre de sí mismo.
Las emociones no son buenas ni malas, son. Hay que saber ponerles nombre desde niños, no dejarlas en lista de espera, sin archivar o sin borrar, a fin de ordenar los estímulos que condicionan la sensibilidad y que tienen la fuerza suficiente para alterar el ánimo o empequeñecer un día.
Tal vez hay que repetirse más a menudo que todo empieza y todo termina cada día, para poder amar los recuerdos que se lo merezcan, y pelear por las ilusiones posibles.
En un mundo regido por la seguridad, el control y sobre todo las expectativas, mucha gente no se permite actuar sin una idea preconcebida, sin un guión previo. Pero el verdadero guión se escribe en tiempo real, y muchas veces, sobre todo en las pequeñas cosas, lo podemos elegir.
Puede que la clave de esa “ecología emocional” sea la confianza de que tanto lo bueno como lo malo puede ser reciclable.

7 comentarios:

mila dijo...

Me gusta mucho tu frase "tal vez hay que repetirse más a menudo que todo empieza y todo termina cada día, para poder amar los recuerdos que se lo merezcan, y pelear por las ilusiones posibles". La medito y tiene mucho sentido. ¿Por qué nos costará tanto ponerla en práctica?

Anónimo dijo...

el control de uno mismo.. pasa por saber canalizar las emociones..no por evitarlas ni mucho menos por talarlas. Lo que sentimos..el enfado..el amor..la decepción..la alegría..no se puede controlar...son como un termómetro de nuestro estado de ánimo. Los taladores de emociones..reprimen sus emociones repitiendose en su cabeza que son seres racionales, que tienen su vida controlada ..y terminan enfermos, solos ..o peor aun..muertos!

Carmen dijo...

... Mila porque tal vez los días son muy cortos? y porque ni las emociones ni las ilusiones duermen, es decir no saben diferenciar cuando se pone el sol y sale la luna?
Quizás el arcoiris tenga mejor respuesta :)

Anónimo dijo...

Hay que dejarse llevar por las emociones, aunque los caminos a donde nos lleven sean inhóspitos...

Anónimo dijo...

No hace mucho llego a mis manos una guía práctica para padres, en la presentación podía leer:
" El inicio del siglo XXI ha sido traumático para la humanidad. En apenas seis de los 100 años del siglo hemos visto brutales actos terroristas de Nueva York y Madrid, hemos asistido a guerras....

Esto me hizo pensar y reflexioné... que está pasando? Que nos está pasando?

Parece un poco fuerte....

A continuación venía un artículo sobre las claves para reforzar la autoestima de nuestros hijos....

Seguramente pensaréis que no entendéis nada... que negativa...

Creo que no siempre demostramos el amor que sentimos a los que nos rodean, que a menudo las presiones sociales no nos dejan ser como realmente somos, explicar nuestros problemas por miedo a que nos vean débiles...

Es importante demostrar a nuestros hijos y a los que nos rodean el amor que sentimos para que se sientan fuertes y felices!

Os deseo mucho amor para todos!

Carmen dijo...

Adri, tus palabras han sido una fecha al corazón!

Anónimo dijo...

Me parece fascinante el que cada día salga un concepto nuevo para definir y redefinir una cosa que existe desde hace millones de años. En este caso en particular son las emociones y su "gestión positiva". Bien, en el mundo en el que vivimos, cada día se encuentran nuevas enfermedades, ergo nuevas medicinas y maneras de curarlas. Nuevas tendencias que se traducen en innovadoras maneras de gastarnos el dinero. Bien, simplifiquemos y volvamos a los conceptos perennes. Mi opinión es que en realidad lo que hay que perseguir esa FELICIDAD que lo llena a uno de alegría y bienestar... y eso... ¡No tiene precio!

Beijos,
C.