domingo, octubre 15, 2006

Haz el amor y no la guerra


La relación entre amor y sufrimiento no es universal, por fortuna, pero me pregunto por qué en Occidente seguimos legitimando la sinrazón en una historia de amor, como si sus protagonistas, al estilo de los personajes de Flaubert o de Sade, no gozaran si no hay dificultad, o lo que es peor, si no hay tortura. Quien bien te quiere te hará llorar, dice el refranero, que a pesar de su rancia sabiduría, también se equivoca. Imagino que a lo largo de la historia, distintas generaciones de hombres y mujeres aturdidos ante su intercambio emocional se han preguntado por qué demonios la pasión amorosa llega con sus trompetas de felicidad y se va arrugando, con una fuerza devastadora. El exceso de amor se asocia con un estado sublime, se poetiza, resulta inspirador y permisivo. Pero cuando no se abriga de libertad y de respeto, el sentimiento amoroso se deforma y se convierte en otra cosa. Parte de una vieja construcción, heredada de la antigua Grecia, donde se forjó el mito de la pasión como una deseada y temible forma de locura. El enamoramiento se presentó con su naturaleza dual y su juego de contrarios: creación y destrucción, exaltación y desdicha. Eros y thanatos. Salvo excepciones, como los estoicos y Proust, que decía que el amor era una mala suerte, la idealización de este sentimiento ha sido una constante en la ficción y en la realidad con mayor tendencia al drama que a la comedia. Es verdad que hay poca literatura del amor feliz mientras abundan los relatos trágicos. La raíz podrida que vincula a muchas parejas sigue alumbrando concepciones equivocadas del amor, confundiendo el vínculo afectivo con la dependencia. Este verano la cifra de asesinatos por violencia sexista ha aumentado de forma preocupante: no basta con una ley integral que reconozca la existencia del dominio del sexo masculino sobre el femenino, no basta con el incremento del castigo penal, ni con las órdenes de alejamiento. La pedagogía del amor es el primer andamio que se debería revisar, por su estado defectuoso. No se puede seguir considerando los asesinatos de mujeres - y de una minoría de hombres- como crímenes pasionales en lugar de abusos de poder que nacen del odio y la ira al sentir que lo están perdiendo. Este calificativo aún aparece en las portadas de algunos periódicos españoles, que tratan por igual una reyerta callejera que un caso específico de violencia sexista. Como una noticia de sucesos, con la consabida pregunta a los vecinos, que siempre dicen que el asesino era un tipo normal. Y yo me pregunto: ¿qué tiene que ver la velocidad con el tocino? Nadie mata ni golpea por amor, sino por violencia, incapaces de controlar sus instintos fieros y cavernarios. Las palabras no son inocentes.


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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito blog, bien construído, creo que se puede aprender mucho de él. ¡Enhorabuena!. Estás invitada a visitar también el mío, www.luiscampoy.blogspot.com.

Androide Paranoide dijo...

Puede que el amor sufrido esté más popularizado porque los que lo padecen emplean más su tiempo en divulgarlo, mientras que los del amor feliz simplemente se dedican a disfrutarlo.

Anónimo dijo...

Tenemos la mala costumbre de pensar que amar es fácil, que no hay nada que aprender, y nos da por hacerlo sin tener ni puñetera idea. Con lo difícil que es encontrar tu media naranja, nos deberíamos asegurar de que tenemos clara la teoría, antes de realizar las prácticas con tu pareja.
Y tanto que amar es un arte, y que cómo bien dices, Carmen, requiere mucha pedagogía. Son tan diferentes los valores que imperan en una mujer de los del hombre, en algunos casos, son tan opuestas las necesidades y prioridades de uno y otro, que ya no me extraña que nos demos de frente con demasiada frecuencia.
Y al final aprendemos a amar, sufriendo, pero aprendemos…. Pero como lo que pica, cura.. eso dicen…, pues sufriremos un poquito más. ( Manual del Buen Masoquista, edición 2006)

mila dijo...

lo has resumido perfectamente. Eso no es amor.

Anónimo dijo...

He pensado que, dado que tu blog me gustó realmente, no estaría mal incluirlo en los "Enlaces recomendados" de mi página. Tampoco estaría mal que tú hicieras lo mismo con el mío, si te parece bien. Gracias,un besito.

Anónimo dijo...

Cierto, eso es posesión, y como niños malcriados no consienten un no por respuesta. Crece el egoismo, no sé hasta donde, y eso me preocupa.
Un beso, preciosa.