viernes, mayo 25, 2007

El meme de las zapatillas



Uffff, menos mal que esta vez Cochi me ha pillado con su meme en plena primavera, si hubiera sido hace unos meses con unos grados menos la cosa se hubiera complicado un “poquito”. Pues si, estas son mis zapatillas, las tengo en estos dos colores y las uso para entrar, salir y estar por casa. Con tejanos, pantalones cortos, largos, faldas vestidos y pijama. No las cambio por nada del mundo, playa, ciudad, montaña y para el parquet de mi casa. Solo hay algo mejor que esto y es sin duda ir descalza! Lo de la pedicura ilustrada en rosa y verde ya es otra cosa, quién sabe a lo mejor hasta lo pruebo. Paso meme a nuestra rubia preferida Lurka (quiero imaginármela remendando el puchero con sus zapatillas), a la chica del norte Camille (a ver si se las decora con flores como Puppy), a mi adorable Pedro (Glup) no puedo resistirme a embarcarle en algo así, y a Mila porqué seguro que no tiene desperdicio con lo que nos sorprende. Ahí va!

lunes, mayo 21, 2007

Mi primera canción


La música es sin duda una de las artes que más influye en el ánimo. Más allá de deleitar –o enfurecer- al oído posee una misteriosa capacidad para inocularse en el cuerpo y producir emociones. Es misteriosa su conexión con el recuerdo que, como la teoría de los vasos comunicantes, despierta un rincón en penumbra de la memoria que a su vez va alumbrando otros fragmentos del pasado. No solo te acerca un nombre, un beso o una despedida, sino que te trae, como una cinta rebobinada, aquella persona que fuiste el día en que sentías como aquella canción te ayudaba a explicar quién eras. Hay canciones que nos acompañan a lo largo de muchos años. Y no sabemos si el mérito se debe a nosotros o a nuestra fidelidad que nos ampara a ellas. El primer disco que me regalaron fue el de Nikka Costa. Me recreaba en “Out here on my own”, en aquella voz tan dulce. A día de hoy esta canción me sigue levantando de la silla, transportándome a aquel comedor de mi infancia en que mi hermana y yo con apenas 10 añitos tatareábamos y bailábamos sin parar. Fue el primer aviso de que la inocencia se acababa perdiendo, pero también la certidumbre de que la música es un refugio poderoso.

Ahora, desde la salida del iPod con el mismo ardor del fetichismo musical de mi juventud, me obligo a seleccionar entre columnas de Cd mis canciones preferidas entraron las de Everything but the girl, The Arcade Fire, Muse, Placebo, Gothan Project, Fangoria, Aimee Man, Fiona Apple, Police, Los Planetas, Pastora, Julieta Venegas, Arctic Monkeys, U2, Cold Play, The Cure, INXS, Red Hot Chilli Peppers, Bjork, Seal, varios Soundtrakcs, The Scissor Sisters, The Postal Service … y un sin fin. Lo curioso fue que me entró hambre de repasar mi biografía musical. Allí reposaban canciones que cuando las escuchaba en algún lugar, de forma fortuita sentía los tremendos deseos de llevarlos cerca, porqué en ellas había escrito algo de mí, o me producían emociones agradables que insuflaban oxígeno a mi ánimo.

Seguro que vosotros guardáis también recuerdos similares con alguna canción.

miércoles, mayo 09, 2007

Los grandes hipócritas


"La verdad os hará libres, pero también os hará… profundamente antipáticos”. Así rezaba el lema de un club secreto que funcionaba en la Universidad de Oxford hace medio siglo. Sus miembros, que se hacían llamar Los Grandes Hipócritas, defendían este rasgo el carácter humano como una virtud máxima. Naturalmente cabe pensar que tal idea era solo producto de la excentricidad habitual entre estudiantes elitistas, pero lo cierto es que se tomaron la molestia de escribir toda una panegírico de la hipocresía social a la que consideraban como expresión del más alto sofisticamiento y buena educación. Un rasgo que le impedía que las personas fueran por ahí expresando sus más intimas (y casi siempre desagradables) opiniones sobre el prójimo. Ellos opinaban que la hipocresía social era un factor que mas diferenciaba al hombre de las bestias y por tanto, un producto de su mejor inteligencia Seria muy largo el exponer aquí tan original teoría, pero baste con señalar sus puntos más destacados ya que, tal vez, puedan resultar de un interés en un mundo tan agresivo como el nuestro en el que el insulto es moneda de curso legal, y en el que cantar las verdades se considera muy recomendable. En contraposición a esta actitud, el Club de los Grandes Hipócritas hacia las siguientes reflexiones:
Dejando a un lado la obvia conveniencia de una cierta urbanidad en el trato social (y ¿qué es la urbanidad sí no pura hipocresía?) señalaban otras cualidades importantes atribuibles a su virtud preferida. Para empezar aseguraban que la hipocresía, como arte que es, solo esta al alcance de los seres mas inteligentes, de aquellos que conocen los puntos débiles del prójimo y saben cómo aprovecharlos en beneficio propio. “El hipócrita- sabe cuan vulnerable son todos los humanos al halago, y lo utiliza sin sonrojo y es licito perfectamente lícito que lo haga puesto que la vanidad – a diferencia de la hipocresía- es un rasgo humano sin ninguna faceta positiva y merece ser puesta en evidencia”. “Nuestra virtud favorita” continuaban diciendo los Grandes Hipócritas “sabe adoptar otros muchos disfraces interesantes para conseguir sus fines como cuando se vale de la alabanza desmedida hasta producir en el efecto contrario al que parece a primera vista porque ¿Existe mayor canto a la hipocresía que el discurso de Marco Antonio ante el cadáver de Cesar donde comienza ensalzando a Bruto? Igual que Antonio fue capaz de convertir al asesino de Cesar de salvapatrias en villano con su discurso hipócrita, nuestra virtud favorita resulta ser el dulce envenenado mediante el cual se logra que el oyente acabe aborreciendo lo que (en apariencia) uno está ensalzando. La hipocresía, por tanto es sutil, educada, talentosa, no se encara con nadie y cuando se ve en la obligación de decir la verdad, recurre a la ironía de la que es hermana de sangre “. “En conclusión: hermanos defendamos la existencia de la hipocresía como la forma de inteligencia que nos diferencia de las bestias: si ellas recurren a la fuerza bruta es porque no pueden valerse del don divino de la palabra”. De este modo concluía el original club su discurso dejando en el lector la duda razonable de si hablaban en serio o en broma. Muchos años después de leerlo, cuando yo casi había olvidado sus postulados, encontré una máxima de la Rochefoucauld que me ha hecho recordar al Club de los Hipócritas y que aquí transcribo por si alguien cree que se merece un segundo pensamiento. Dice simplemente así: “La hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud”.

martes, mayo 08, 2007

Un año


Como dice Benjamin Franklin, la dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar. Yo a esta frase célebre le añado... y un blog donde escribir, compartir y cuidar. Ya hace un año y hoy, estáis todos invitados a pastel, limonada y piruletas. Gracias, sin vosotros esto no tendría ningun sentido.

miércoles, mayo 02, 2007

Mafaldas y Susanitas


La sociedad se ha vuelto cada vez más laica (y yo me incluyo), ciertas actitudes que antes relacionábamos con los fariseos, con los hipócritas, están aquí en todo su esplendor pero nos cuesta más identificar a sus representantes, porque estos ya no se dan golpes de pecho frente los altares ni van por ahí mesándose la barba mientras farfullan salmodias. Los nuevos fariseos son muy distintos de los antiguos. Para empezar, la mayoría de ellos no invoca a Dios para nada. Son guay y supercool y a todo el mundo le parecen seres maravillosos, un verdadero dechado de virtudes. En estas sociedades nuestras en el que se dice que una imagen vale más que mil palabras, hay quien cree que ya está haciendo una buena acción con ir por ahí repitiendo mucho la palabra solidaridad o asistiendo a la proyección de películas o simplemente leyendo artículos periodísticos llenos de buenos sentimientos sobre cualquier lacra de la sociedad –sea ésta los malos tratos, la inmigración o la ablación del clítoris. Algunos espabilados han visto rápidamente las posibilidades de dicha confusión en el aprecio de la opinión pública y se han volcado en producir, por ejemplo, exposiciones en las que se le pide a diez o doce famosas que posen fingiendo ser mujeres maltratadas para “sensibilizar” al público sobre el problema (y de paso salir ellos en todos los medios de comunicación urbe et orbi pero, eso sí, todo en plan supermegasolidario). Otro truco supersolidario es que una famosa viaje en primera con toda una corte de fotógrafos a la escena de una catástrofe natural o sitio depauperado del planeta para retratarse, monísima, vestida de Coronel Tapioca dando la papilla a los niños pobres del lugar. Pero para mí la reina de la solidaridad de escaparate, la emperatriz del “me cachis, qué buena soy” es sin duda Angelina Jolie. Su última y sensacional actuación ha sido trasladarse con todo su equipo médico-ginecológico desde Los Ángeles a lo más profundo de Namibia para que allí viera la luz por primera vez su hijita, a la que han llamado Shilo Nouvel, que quiere decir “La pacificadora”. También para que se sepa lo superbuenos que son ella y su Brad Pitt, se informa al personal que han decidido donar lo que saquen por la exclusiva de las fotos de La pacificadora, para entidades benéficas. Por tan noble acción la revista favorecida con la solidaria exclusiva destaca en grandes titulares y hoja aparte su agradecimiento y admiración más rendida a la pareja. Es una pena que ya nadie lea la Biblia y no solo por la pérdida espiritual que supone sino también por la pérdida de perspectiva respecto de otros valores no relacionados con la religión sino simplemente con lo que está bien y lo que está mal. “Cuando quieras ayudar a otros, no toques la trompeta delante de ti [...] que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”, se dice en Mateo 6.1. Pero imagino que Angelina andará demasiado atareada estudiando nuevos y sesudos guiones de Laura Croft como para leer a San Mateo. A lo más que le dará tiempo será a hojear Mafalda y a estar de acuerdo con Susanita: “Cuando yo sea grande” dice Susanita “me voy a dedicar a organizar banquetes benéficos con pavo, pollo y lechón para poder comprarle a los pobres harina, sémola, fideos y esas porquerías que ellos comen”. Un olé por todas las Susanitas Jolie de este mundo. Como no tienen barba que mesar no se les nota nada, nada su coté farisaico. Será por eso ¿no?.